
Si analizamos los votos obtenidos
por unos y otros en 2.008, unos comicios menos atípicos que los del 2.011, veremos
que el saco de la derecha está en torno a los once millones de votos,
incluyendo los que obtienen formaciones nacionalistas como CIU, y que los votos
de la izquierda son mas, pues si sumamos los obtenidos ese mismo año por PSOE e
IU, sin contar partidos independentistas, son mas de doce millones. Las clave
de los resultados de las elecciones generales del 2.011 fue que un importante
número de votos del PSOE se fueron a IU, que subió de 969.946 a 1.680.810, y
que un número aún mayor se fueron a la abstención, que pasó del 26,15% en 2.008
al 28,31% en 2.011.
Merced al sistema electoral
español, los votos que se concentran en una formación política priman sobre los
que se reparten entra varias, aunque luego se hagan pactos para gobernar. Esa
ha sido la baza que ha tenido (y yo creo que todavía tiene) la derecha en España,
porque todos los votos, desde la extrema derecha hasta el centro-derecha, se
han concentrado en el PP. Cuando ha surgido otro partido derechista, como
sucedió en Asturias con Foro, la formación política de Cascos, el esquema saltó
por los aires.
La incógnita de los resultados de
los próximos comicios a celebrar en España no es si va a ganar la izquierda o
la derecha, sino cual va a ser la distribución del voto, el grado de abstención
y como se va a trasladar eso al número de escaños de las distintas fuerzas
políticas. También, naturalmente, la política de pactos tras las elecciones.
Pero, por primera vez, el sistema electoral puede no favorecer tanto a las
formaciones mayoritarias si los partidos emergentes, como Podemos y Ciudadanos,
logran un porcentaje de votos alto, por encima del 15%. Si fuera así y si
Ciudadanos logra arrebatar una buena parte del electorado al PP, ganaría la
izquierda, aunque su voto estaría muy dividido entre PSOE, Podemos e IU y,
visto las políticas socialistas del pasado reciente, los pactos de Gobierno progresistas
serían muy difíciles de lograr, por no decir casi imposibles.
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