
Hay dos cosas que a mí me han
llamado mucho la atención desde que el tinglado del “ladrillo” se viniera
abajo. Una, que los políticos que tenían la obligación de velar por nuestros
intereses no hayan pagado sus fechorías y, otra, que sean esos mismos políticos
los que estarán al timón de los Gobiernos cuando estalle la burbuja de la Deuda,
que todo el mundo sabe que también estallará y cuyas consecuencias serán devastadoras
para el mundo.
Pero, si sabíamos que la continua
pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores que se había producido en los
últimos años iba a ser el detonante de la explosión financiero-inmobiliaria,
cuando los ciudadanos no pudieran pagar sus créditos, no sabemos con certeza, sin
embargo, cual va a ser el de la explosión de la burbuja de la Deuda. Como en la
física cuántica, también en esta cuestión hay un “principio de incertidumbre”,
cuanto mas seguros estamos de que la catástrofe está próxima, menos sabemos
cual es la cantidad y situación real de los créditos, porque la verdad es tan
grave y lo que se debe tan estratosférico que su conocimiento público haría
cundir el pánico y esta vez es muy probable que los políticos no se fueran de
rositas, y lo saben.
La Deuda de la mayoría de los
países es tan grande que nunca podrá ser pagada, pero lo peor no es que los
créditos ya sean superiores a su PIB, lo peor es que algunos Estados incluso
han comprado una buena parte de su propia Deuda con el dinero de la reserva
destinada a las pensiones, por ejemplo. Cuando la burbuja estalle el dinero,
tal como lo conocemos, ya no servirá
porque será una evidencia que el papel moneda existente supera con mucho el
valor real de las cosas. Este fenómeno ya se vivió, a una escala muy inferior,
en la Argentina de los años 80. Con una Deuda gigantesca y con la máquina de
hacer billetes trabajando a destajo un café valía miles de pesos. Las
convulsiones sociales que va a provocar la mayor estafa de la Historia,
protagonizada también por los bancos y sus lacayos, están aseguradas. Porque es
una estafa monumental que los bancos centrales presten dinero a bajo interés a
las entidades financieras privadas para que estas, a su vez, lo presten a los
ciudadanos con unos intereses 5 veces, o más, superiores.
Hay algunos acontecimientos que
podrían hacer de detonantes de la catástrofe que se avecina. Uno de ellos es
que algunos Estados, como Grecia, dejaran de pagar y que se produjera una
reacción en cadena de morosidad global y otro que algunas operaciones atípicas
nos pusieran en alerta de que las cosas se van a precipitar y se precipiten.
China está cambiando apresuradamente la Deuda que ha comprado de otros países
por valor, incluidas grandes partidas de oro y otros metales preciosos. Por
cierto, ante lo que va a pasar, es increíble que la cotización del oro siga
estable y no se haya disparado su demanda.
La explosión de la burbuja de la
Deuda terminará con la economía virtual y con la loca pirámide financiera que
se ha construido sobre la mentira y el engaño. Los piratas del dinero tienen
sus días contados, pero su agonía nos hará sufrir a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario