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Por primera vez en mucho tiempo
hay un clamor ciudadano contra el bipartidismo, al que muchos españoles
consideran principal responsable de las penurias que están padeciendo. Todo el
mundo sabe en este país que tanto unos como otros han aplicado las mismas o
parecidas recetas neoliberales, dictadas por los burócratas de Bruselas, la
Sra. Merkel y el Fondo Monetario Internacional, exactamente las mismas que se
vienen aplicando en toda Europa bajo el pretexto de la crisis y que lo único
que están consiguiendo es que la brecha entre ricos y pobres sea cada vez mas
ancha y que la clase media esté siendo laminada. Nunca tuvo mejor coartada el
Capital que la crisis económica.
Hay varias incógnitas que solo
nos serán reveladas al cerrar los colegios electorales del domingo 25M. Por un
lado cual va a ser el nivel de abstención y por otro cuantos votos van a perder
PP y PSOE. Quién gane de los dos es lo de menos. Los populares están haciendo
una campaña basada en intentar convencer a la gente de que todo está mejorando,
ya sabe usted, que “ya se ve la luz al final del túnel”, pero ni los ciudadanos
lo perciben en su vida diaria, mas bien al contrario, ni algunas cifras
macroeconómicas lo confirman, como el crecimiento imparable de la Deuda Pública
y las astronómicas cifras del paro. Sin contar con que se están pagando una
buena parte del déficit echando mano de la hucha de las pensiones, algo que, de
cara al futuro a medio plazo, da miedo. Los socialistas, por su parte, siguen
siendo incapaces de ofrecer alternativas creíbles y arrastran, como una losa,
las políticas antisociales de la última etapa del Gobierno de Zapatero, sus
ocurrencias y sus despilfarros. Por mucho que se afane el PSOE en intentar
vender la moto de que son diferentes la gente no va a tragar y eso se mostrará
dramáticamente el día 25M, sino al tiempo.
El asunto de la “Gran Coalición”
que se les ha escapado a algunos conspicuos del PP y del PSOE en esta campaña
electoral, incluido al expresidente Felipe González, se ha escondido debajo de
la mesa esperando su oportunidad, porque se han dado cuenta que eso no vende y
que se debe sacar después de las elecciones generales y no antes, como se ha
hecho en otros países donde la derecha y los socialdemócratas gobiernan juntos
para que nada cambie y para impedir cualquier alternativa.
En las elecciones del 25M hay una
trampa en la que la que los electores que quieran dar un voto de castigo al
poder no debieran caer, la proliferación de partidos y plataformas electorales
muy pequeñas, tanto a la izquierda como a la derecha, que carecen de
organización alguna y de implantación social y territorial, no puede servir
para fraccionar el voto y para malgastarlo, porque eso solo favorecería al
poder del bipartidismo. Solo hay dos formaciones capaces de hacer sufrir
verdaderamente a los grandes, IU y UPyD. También trabaja contra el cambio la
abstención, quedarse en casa lamentándose y llorando por las esquinas. Deberíamos
ser conscientes de ello.
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