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Como decía Joseph Goebbels, el
ministro de Propaganda nazi, “una mentira mil veces dicha se convierte en
verdad” y las mismas mentiras las van a repetir hasta la saciedad. Pero, los
farsantes tienen un problema, no estamos en la Alemania hitleriana y en la España
actual no existe la censura. Tendrán contestación en los periódicos, en la
radio y en la televisión, porque la profesionalidad de muchos periodistas aún
está por encima del control de los medios de comunicación por el poder, jugándose
incluso su puesto de trabajo, como bien saben Federico Jiménez Losantos o Pedro
J. Ramírez, personajes que no son de mi devoción, todo lo contrario, pero que,
como demócrata y amante de la libertad y el pluralismo, tengo que defender. Además,
las redes sociales han irrumpido con mucha fuerza en nuestra vida diaria y el
intercambio de opiniones e información ha alcanzado niveles que no habríamos
soñado hace pocos años. Los políticos no se han atrevido a controlar la Red y
mientras exista ese foro de independencia lo van a tener muy crudo, porque sus
fechorías no quedarán totalmente impunes. Gracias a Internet disponemos de
muchísima información y de una herramienta para fabricar octavillas que no hay
que elaborar en una “vietnamita” clandestina, y luego jugarse el pellejo para
distribuirlas, cualquiera puede hacerlas desde su casa y repartirlas por el
mundo entero en un santiamén.
Nos van a mentir mucho de aquí al
25 de mayo y ni le cuento cuando se acerquen las elecciones municipales y
autonómicas y generales, que de ellas sí que depende el cocido de muchos/as que
no han hecho otra cosa en su vida que tomarnos el pelo desde los cargos
públicos conseguidos en listas cerradas y bloqueadas.
“Por el mar corren las liebres,
por el monte las sardinas, tralará”, nos cantarán a coro.
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