jueves, 3 de diciembre de 2020

EL PITORREO NAVIDEÑO

 


Si la Navidad ya hace mucho tiempo que se ha convertido en un negocio, si han introducido en nuestra cultura un gordinflón vestido por la Coca Cola con sus colores corporativos, si han llenado España de árboles con bolas y luces de colores mientras arrinconaron en una esquina nuestros belenes, nuestros nacimientos, si, en fin, para decirlo de una vez, la Navidad ya la habían convertido en un pitorreo, ahora, con la pandemia, el Gobierno está haciendo ingentes esfuerzos por sublimar la burla, la chanza, el chiste, la chirigota, la guasa, la inocentada, la rechifla, el cachondeo, el vacile, etc, no sigo, aunque bien podría, pues hay pocas palabras que, como pitorreo, tengan tantos sinónimos. La gente está desesperada por la crisis sanitaria derivada de la pandemia del coronavirus y, aún más, por la crisis económica que el bicho ha traído aparejada. Cuando la gente está cerca o ya en el límite lo primero que hace es buscar culpables a sus desdichas, y los responsables políticos son las víctimas propiciatorias, sean de izquierdas, de derechas, independentistas o mediopensionistas, porque hay manifestaciones contra todos ellos en las respectivas comunidades autónomas donde gobiernan, sea en las calles, sea en las redes sociales. Por supuesto, el Gobierno del Estado centra una buena parte de las críticas y de las iras, especialmente de las derechas y de la ultraderecha, pero también de la ciudadanía en general. Llegados a este punto, se ha iniciado una loca carrera por ver quién es menos malo, quién abre más la mano a la hostelería y a la movilidad, por ejemplo, quien es más comprensivo con las demandas no siempre bien fundamentadas de la gente, pero que seguro tienen, si la buscamos, alguna justificación de peso. Los políticos se han cansado de que los insulten por Internet y que todo el mundo les eche la culpa que tiene el Covid-19, aunque no seré yo el que diga que ellos no tienen alguna. Así que en esta Navidad nadie quiere hacer de malo, el buenismo estúpido que tantos problemas ha traído a este país cabalga de nuevo: la gente se podrá mover entre CC AA si son familiares, novios o “allegados” y se podrán reunir hasta diez personas si cumplen esas premisas, procedan de donde procedan. No solo nadie va a poder controlar eso, no hay policías y guardias civiles suficientes ni pueden saber los agentes si uno es “allegado” o no, estamos ante la mayor tomadura de pelo que yo he visto desde que se empezaron a tomar medidas restrictivas para controlar los contagios, una invitación a una propagación masiva para que en enero no solo tengamos una cuesta tan empinada como nunca hemos padecido, también para que la tercera ola arrase con todos nosotros ¿Aún no somos conscientes de que los mismos que ahora te insultan por no abrir la mano luego te llamarán asesino por abrirla? ¿No hemos visto esto ya? Los políticos no pueden trasladar la responsabilidad a los ciudadanos, porque todos sabemos que hay millones de personas muy irresponsables, la responsabilidad, para eso están gobernando, es, principalmente, suya.

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