Tras el espectáculo lamentable
que hemos visto en el Congreso de los Diputados y la ruptura unilateral por
parte del PSOE de las negociaciones con UP, llegamos a agosto sin tener
Gobierno y los políticos se irán de vacaciones, porque están más preocupados
por sus estrategias bastardas que por solucionar los graves problema de padecen
millones de españoles. Hemos llegado a un punto en que hacer previsiones de lo
que puede pasar de aquí a septiembre es un ejercicio de adivinación muy
arriesgado. Como dijo Rufián ¿habrá septiembre? Nadie en este país es capaz de
saber la estrategia que tiene diseñada Iván Redondo, el jefe de gabinete y
asesor personal de Sánchez, para hacer a D. Pedro presidente. Aunque parezca de
locos, es este individuo discreto, que ni es socialista ni ha elegido
nadie, personaje convertido en gurú de
la política nacional, el que ha movido los hilos de la estrategia del PSOE
desde que fuera fichado por Sánchez en las primarias socialistas de 2.017. Lo
que no conoce todo el mundo es que Redondo, antes de ir en el mismo coche que
el presidente en funciones y decir a Sánchez lo que tiene, o no, que hacer,
asesoró también a los populares José Antonio Monago, Xabier García Albiol y
Antonio Basagoiti y que Iván Redondo entabló amistad con Pedro Sánchez cuando Génova 13 dio un portado a sus aspiraciones laborales como asesor. Redondo es un tipo muy listo pero tiene un punto flaco: es un
admirador empedernido de los asesores electorales de los EE UU y quiere
implementar aquí lo que se hace allí, tomar decisiones estratégicas a golpe de
lo que dicen las encuestas sobre intención de voto, sin contar con la
estructura y con lo que piensan los militantes, en este caso del PSOE. Pero,
España, evidentemente, no es los EE UU. Pedro Sánchez se ha echado completamente
en brazos de Redondo porque piensa, en su error, que la moción de censura
contra Rajoy que le hizo presidente fue un logro del que aspira a convertirse
en el Rasputín español y que este personaje va a conseguir que otra vez sea
presidente sin pagar peajes y sin dar nada a nadie, como hizo tras la moción de
censura. Tras lo que hemos visto estos días, quedamos a la espera de ver los
próximos movimientos y las próximas ocurrencias de Redondo. Parece increíble
que la dirección de un partido como el PSOE haya puesto el futuro de su
organización y de España en manos de este personaje. Hay mucha gente de
izquierda que piensa que no todo está perdido, que todavía hay esperanza. Pero,
la esperanza no es lo último que se pierde, es lo penúltimo, y lo penúltimo
algunos ya lo hemos perdido hace tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario