No hace mucho tiempo, cuando hablaba
con amigos de fuera de Asturias y me preguntaban por la situación política en
nuestra región, había una cosa que les llamaba mucho la atención, era lo que
pasaba en particular en Gijón ¿Cómo es posible que en Gijón gobierne Foro
Asturias, el partido de Cascos, con el apoyo más que tácito de Podemos? Yo siempre
respondía que eso no era una singularidad en Asturias de la Villa de Jovellanos
y que en otras poblaciones, como Llanes, también se daban cosas parecidas y los
de IU, por ejemplo, gobernaban, entre otros, con los del PP. Para poder
explicar estas cosas a los foráneos, y que no pensaran que aquí nos habíamos
vuelto locos, tenía que hacer un largo relato, un largo relato que les voy a
ahorrar a ustedes porque lo conocen sobradamente. La ignominia de la
pseudoizquierda y su muletilla había llegado a un extremo que los gijoneses
recibieron a Foro Asturias como un náufrago recibe un salvavidas, y al náufrago
le importaba un pimiento que hubiera sido Cascos el que tiró el flotador
amarrado a un cabo. Los gijoneses se hubieran aferrado a cualquier otro
salvavidas independientemente de quien lo echara al agua y usaron a Foro
Asturias como instrumento para dar rienda suelta a su indignación. La verdad es
que éramos muchos los que pensábamos que veríamos privatizaciones de las
empresas públicas y esas fechorías que habitualmente comete la derecha en los
ayuntamientos. Si los socialistas privatizaron el agua en Avilés qué no haría
el partido de Cascos en Gijón. Pero, nos equivocamos, no solo se mantuvo la titularidad
pública de todas las empresas municipales, incluso se potenció, como, por
ejemplo, con la compra de las cocheras de EMTUSA. Ayudas a los barrios, defensa de los vecinos
de El Muselín que los socialistas quisieron engañar para echarlos de sus casas,
abolición del botellón, enfrentamiento a los que querían instalar una
macroincineradora en Serín, etc, había que frotarse los ojos para creer aquello.
La alcaldesa de derechas suprimió los cientos de móviles y prescindió del coche
de lujo con chófer del que había disfrutado la alcaldesa de izquierdas. El
mundo al revés o, como diría Deng Xiaoping, “qué importa el color del gato si
caza ratones”. Cazar ratones no son políticas para la galería, obras faraónicas
inútiles y proyectos construidos sin los estudios y las licencias pertinente,
como la regasificadora de El Musel o la depuradora del Este, que aún nos van a
dar serios disgustos. Por eso Carmen Moriyón volvió a ser, otra vez, la
alcaldesa de Gijón. Una alcaldesa sin claro color político en una ciudad
inequívocamente de izquierda. Pero, Cascos y los de Foro Asturias decidieron
suicidarse, y ya sabe usted que cuando alguien está empeñado en suicidarse no
puedes hacer nada. Pactaron con el PP, los mismos que los habían ninguneado, y
sacaron a Carmen Moriyón de la alcaldía de Gijón para embarcarla en un proyecto
político que nacía fracasado. Así volvió la pseudoizquierda y su muletilla a
Gijón. Yo esperaba que habrían aprendido la lección, que después de todo lo que
pasó en esta villa y en sus partidos rectificarían, pero no. Lo primero que han
hecho ha sido subirse el sueldo, lo segundo recuperar la especulación
inmobiliaria tan querida por ellos, a los que la Justicia tuvo que echar abajo
su PGO ¿se acuerda usted de que querían edificar cuatro torres de 25 pisos y un
hotel de 20 en el Solarón? pues lo que no pudieron hacer entonces lo quieren
hacer ahora. Ya anuncian subidas del agua, de los billetes de autobús, del IBI,
de todas esas tasas e impuestos que la derecha con el apoyo de Podemos, ese apoyo
que mis amigos de fuera de Asturias acabaron entendiendo, mantuvo congelados
durante dos legislaturas. Han vuelto, hasta amenaza con volver Dulce Gallego.
Yo ya he visto esta película de terror.
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