Sin duda alguna, el acuerdo al
que llegaron los 195 países asistentes a la Cumbre Sobre el Clima que se
celebró en junio del 2.015 en París es la mejor y mas relevante noticia desde
esa fecha. Bajo los auspicios de la ONU y de su secretario general, Ban
Ki-Moon, se había preparado el encuentro bajo la premisa de que no se podía
salir de la capital gala sin el compromiso de las naciones del mundo de tomar
medidas radicales para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto
invernadero a la atmósfera y minimizar el calentamiento global y el cambio
climático que amenazan a la Tierra. Si en Kioto (Japón) se puso la primera
piedra, en Lima (Perú, 2.014) fueron solo buenas palabras, en París el asunto
debía tomarse mucho mas en serio, porque los efectos de la actividad humana
sobre el clima ya eran muy graves e irían a peor si no se actuaba con
contundencia. Pero, no todos los que firmaron el acuerdo de París fueron
sinceros y pensaban cumplirlo.
He de reconocer que yo era el
primer escéptico sobre la operatividad del acuerdo y si, en verdad, como había
sucedido con Kioto, la Cumbre de París serviría para reducir las emisiones de
gases contaminantes. Pero, el discurso del presidente Obama y de otros
mandatarios importantes, que parecían sinceros, dio un rayo de esperanza. El
compromiso de los EE UU y de China, los países que mas contaminan, era
imprescindible para un acuerdo ya imperativo. Ha sido la RPCh la que ha dado
los pasos mas importantes para que nuestro planeta y todas las criaturas que
viven en él tengan un futuro. En efecto, la aprobación por la Asamblea Nacional
Popular del nuevo Plan Quinquenal introdujo cambios profundos en la economía
china y en su industria primaria. El anuncio de que se cerrarían casi todas las
minas de hulla y lignito (China tiene unas de las mayores reservas mundiales de
carbón) y todas las céntrales electrotérmicas que funcionan con carbón, que
serán sustituidas por energías renovables, centrales atomoeléctricas y
centrales electrotérmicas que funcionarán con gas ruso, es la iniciativa mas
radical y mas creíble de todas las que se han tomado hasta ahora y afectarán
beneficiosamente no solo a China, uno de los países con la atmósfera mas
contaminada del mundo, también al Planeta entero. Los chinos se han dado cuenta
que la revolución verde también es una revolución económica y quieren estar en la vanguardia.
Mariano Rajoy, recientemente
investido otra vez como presidente de España, ya nos había dicho hace tiempo que
ni él ni su primo creían en el cambio climático, aunque antes de asistir a la
Cumbre de París manifestó que ambos estaban equivocados. Pero, su rectificación
no era sincera. Rajoy anunció en la Cumbre que si ganaba las elecciones presentaría
una proposición de Ley de Cambio Climático que contemplaría toda una batería de
medidas para reducir de forma drástica las emisiones de gases contaminantes. Sin embargo, no solo
no ha dicho ni una sola palabra de este vital asunto en su discurso de
investidura, no existe en su Gobierno un ministerio de Medio Ambiente, ya que
este se encuentra asociado a Agricultura, Pesca y Alimentación, como si no
tuviera suficiente entidad por si mismo y no tuviera mas que ver con Industria
y Energía. Para mas inri, acabamos de saber que España ha sido el único país de
la Unión Europea donde han aumentado los vertidos contaminantes a la atmósfera
en el año 2.015 y que 2.016 también lo cerrará con ese vergonzoso récord.
El grupo parlamentario socialista
acaba de presentar en el Congreso de los Diputados una iniciativa instando al Gobierno
a que presente una propuesta de ley sobre el cambio climático, pero Rajoy es
experto en dejar que las cosas se pudran y no es nada dado a los cambios, por
eso continúan de ministros De Guindos y Montoro (los de los recortes) y por eso
sigue nuestro presidente pensando, en verdad, lo mismo que pensaba su primo
sobre el cambio climático y el calentamiento global. Rajoy mintió en el
Congreso de los Diputados con lo del nuevo talante y también mintió en París
con un compromiso que no existe.
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