Un nuevo movimiento social ha
emergido con fuerza en Francia, lo llaman La Nuit Debout (La Noche en Pie)
porque las noches en las calles de las ciudades francesas se han llenado de
estudiantes y trabajadores manifestándose y enfrentándose a la policía. Son los
nietos de los que en Mayo del 68 hicieron lo mismo, pero ahora tienen razones
para estar mucho mas cabreados. Por una vez, Francia no ha marcado moda, porque
fueron primero los griegos los que tuvieron que luchar en las calles y luego
los españoles, ocupando el centro de Madrid. Los indignados franceses siguen la
senda de los que iban con Lukanicos (salchicha) el can valiente que encabezaba
las manifestaciones en Atenas y la de los jóvenes del 15M, a los que La Casta
quiso hurtar el futuro y de donde emergió Podemos, una formación política que ya
cuenta con cinco eurodiputados, que está presente en Ayuntamientos y en los
Gobiernos de algunas Comunidades Autónomas y que obtuvo, desde cero, 69
diputados en las últimas elecciones generales celebradas en España.
Pero, Francia es uno de los
países mas importantes de Europa y lo que pasa allí siempre marca tendencia.
Por eso los que le han robado al pueblo la soberanía e intentaban quitar la
dignidad a la gente están muy preocupados. El detonante de las protestas ha
sido la Reforma Laboral del Gobierno socialista francés, pero hay razones de
fondo mucho mas importantes, principalmente la degradación moral, política y
social, algo que se ha extendido como un reguero de pólvora y que ha puesto en
cuestión los valores y los derechos por los que muchos ciudadanos europeos, de
varias generaciones, habían luchado. Los franceses, como los españoles, habían
apostado por la Europa de los Pueblos, pero se han encontrado con la Europa de
los mercaderes y de los burócratas que comen de su mano. La Unión Europea se ha
convertido en un ente que solo sirve de instrumento a las grandes corporaciones,
a las multinacionales y a los bancos, volviendo al germen primigenio economicista
del Tratado del Carbón y el Acero. Esa no es la Europa que queremos, se han
dicho. Además, en Francia hay un grave problema social. No solo el paro ha
aumentado hasta el 10%, las causas que generaron las masivas protestas contra
el Gobierno de Sarkozy no han desaparecido, al contrario, se han agravado.
Aquella “basura” de los barrios pobres y periféricos de las grandes ciudades
francesas sigue sin tener un futuro para ellos y sus hijos. El catalizador de
la explosión de la indignación es ideológico. El Partido Socialista Francés,
como han hecho otros partidos socialdemócratas en Europa, se ha plegado completamente
a los dictados del gran capital y sus políticas ya no se diferencian en nada de
las de la derecha. Pero, en Francia la verdadera izquierda tiene mucha fuerza,
aunque no esté reflejada en el Parlamento. Hay un gran sindicato comunista, la
CGT, que no ha podido ser domesticado y la Universidad es un universo
contestatario donde profesores y alumnos se dan la mano y donde subsiste aquel
sueño idealista que, como en una cuadratura del círculo ideológica, mezclaba
anarquismo con marxismo.
La Noche en Pie es como un volcán
que llevaba dormido mucho tiempo, pero que no estaba completamente apagado, y
ha entrado en erupción con una fuerza sorprendente. Como el Ave Fénix han
surgido de sus cenizas en La Galia los intelectuales de izquierda que parecían
estar muertos y se han unido con sus declaraciones y sus escritos a los que han
tomado las calles.
Un fantasma recorre Francia, es
el fantasma de La Nuit Debout, y contra él se prepara una Santa Alianza. Esa
película ya la hemos visto en otras partes.
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