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Aunque todavía hay gente que pone
en cuestión el cambio climático que se está produciendo, provocado por la
actividad humana, casi toda la comunidad científica, los Gobiernos, e incluso
la ONU, están de acuerdo en que es mas que evidente. Pero, a pesar de los
esfuerzos de algunos particulares, de organizaciones ecologistas y del secretario
general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, este gravísimo asunto no se está
tomando en serio. Lo que está pasando con el cambio climático me recuerda mucho
a lo que sucedía antes de que estallara la burbuja inmobiliaria, todo el mundo
sabía lo que finalmente iba a suceder, pero nadie hizo nada por evitarlo. En
ambos casos la razón de que no se tomaran las medidas que son imperativas son
los grandes intereses económicos que priorizan el enriquecimiento de unos pocos
por encima de la salud y las condiciones de vida de la gente y por encima de la
supervivencia de la Biosfera y del planeta Tierra. Si los poderes económicos
que inflaron la burbuja inmobiliaria hasta que estalló fueron los empresarios
del “ladrillo”, la banca y los políticos que medraron a su sombra, todavía hay
intereses mas poderosos para no tomar medidas contra el cambio climático, los
de las multinacionales de los hidrocarburos y todo una industria contaminante
como la del automóvil, papeleras, siderurgia, plantas químicas y un larguísimo
etc. No solo se está perdiendo la oportunidad de una nueva revolución
industrial limpia que generaría nuevas actividades de negocio y la creación de
millones de puestos de trabajo, se está caminando sobre el filo de la navaja,
bailando al borde del precipicio, amenazando, en fin, nuestra supervivencia.
La convicción de que la
temperatura de la Tierra había crecido y de que las consecuencias del cambio
climático eran palpables ya eran conocidas hace algunas décadas, pero, muy
pocos priorizaron este fenómeno, dejando a las futuras generaciones el
problema. Sin embargo, los desastres medioambientales que está provocando el
calentamiento global ya están aquí y se van a incremental de forma exponencial hasta
la situación límite que ya expuse en mi artículo “El efecto vermut”. Los
ciudadanos deben ser conscientes ya de que nuestro principal problema no es el
paro, ni la crisis económica, ni la corrupción, sino el cambio climático,
porque si no se toman, de inmediato, las medidas drásticas que son necesarias
para revertir la situación la vida en la Tierra puede sufrir una catástrofe
similar a la “Gran Mortandad”, el drama que aconteció en nuestro planeta hace
250 millones de años (en el Pérmico-Triásico) y que acabó con el 96% de las
especies animales y vegetales.
En el invierno pasado ya hubo
grandes inundaciones en Europa y gigantescas mareas que asolaron nuestras costas.
No fueron, como “El Veroño” que hemos vivido este octubre, producto de la
casualidad ni fenómenos que ya se habían vivido, como nos intentaron hacer
creer. Ya lo verá usted otra vez este invierno, al que puede que también le
tengamos que cambiar el nombre.
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