
Afortunadamente, los ciudadanos ya no tragan. Esta crisis ha conseguido que la gente de a pie haya hecho un máster en economía a la fuerza. Hoy todos sabemos que es el diferencial de la prima de riesgo y tenemos mucho mas claras las consecuencias de no controlar adecuadamente magnitudes macroeconómicas como el déficit, la deuda o la inflación. Pero, lo que es todavía mas importante, todos los españoles saben ya que todas las medidas que se han implementado (ya estaban convenientemente planificadas) en los últimos años, con el pretexto y la coartada de la crisis, no han hecho más que empeorar la situación.
Cuando los Gobiernos empezaron a aplicar la hoja de ruta marcada por el gran capital y los organismos a su servicio, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la OCDE, etc, contaron con un gran aliado, la mediana burguesía, porque todas las medidas económicas que se tomaban le gustaban. Jamás habrían soñado los empresarios, por ejemplo, que se atacaría hasta ese punto al mundo del trabajo. El abaratamiento del despido, la rebaja de salarios y de derechos sociales, la disminución de hasta dos puntos en las cotizaciones de las empresas, etc, eran los máximos de la CEOE. Hasta se baraja la creación de un fondo, que se detraería de las nóminas, para que los trabajadores paguen su propio despido.
Pero, todas las iniciativas coincidían en la misma línea, disminuir, todavía más, el poder adquisitivo de los asalariados y la previsible consecuencia ha sido el derrumbe del mercado interno, el cierre de decenas de miles de comercios y empresas y la subida estratosférica del paro.
En esta coyuntura socioeconómica no solo ha caído la venta de pisos y de automóviles, al imperar el pánico y dejar a mucha gente al borde de la indigencia, se ha conseguido que incluso los ciudadanos ya no compren otros productos habituales de consumo.
Tanto el proletariado como la pequeña y mediana burguesía son hoy ya totalmente conscientes de que van en el mismo barco, una nave que hace agua por todas partes gracias a las recetas que se han aplicado. Por eso el partido del Gobierno cae en picado en la encuestas y el principal de la oposicion, que también hizo de las suyas y en el mismo sentido, no levanta cabeza y por eso la gente se va a pasar los locos consejos del BCE por la entrepierna mientras afila los cuchillos para un otoño que será histórico.
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