
Pero, para poder desactivar el previsible levantamiento popular no solo es necesario que los sindicatos coman de la mano, también hace falta la complicidad de algún otro partido político importante, de los medios de comunicación y de movimientos reivindicativos con cierto prestigio social, como el 15M. Para completar la cuadratura de este círculo, el Gobierno pretenderá incluso convencer a los ciudadanos de que todo el daño que se les hace es por su propio bien.
Por eso, el vicesecretario de Organización y Electoral del PP, Carlos Floriano, en una entrevista concedida a la agencia EFE, señaló que su partido pondrá en marcha, a partir de septiembre, una campaña explicativa "al máximo nivel" entre los sectores y organizaciones afectados por las reformas del Gobierno, incluidos los sindicatos, a los que detallará su contenido y pedirá su complicidad. El argumento exculpatorio principal que esgrimirán los voceros del Ejecutivo será el siguiente: "el Gobierno se ha visto obligado a tomar estas desagradables medidas, que no gustan a nadie, para sacar a España de la crisis y para tapar los agujeros que han dejado los socialistas, con el señor Rubalcaba a la cabeza". Como si el PP no hubiera tenido responsabilidad alguna en las fechorías que han llevado a nuestro país a la actual situación.
Sin embargo, cabe la posibilidad de que esa estrategia, tan arduamente trabajada, falle y que el Gobierno tenga que hacer lo que gritaba la diputada Andrea Fabra en el Congreso de los Diputados, sin complicidad y sin vaselina. Ya veremos si los españoles se dejan.
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