Las ayudas aprobadas son, además,
muy discutibles: subirán las pensiones no contributivas, es decir, las que no
han cotizado ni un céntimo, nada menos que el 15% y se repartirán cheques de
200 euros a los hogares que perciban ingresos menores a los 14.000 euros
anuales. En el país del dinero negro y de los que viven del cuento no solo se
incentivará a los más necesitados, también a los más pícaros y a los más vagos.
Los bonos transporte de RENFE y de las empresas de transporte con concesión del
Estado bajarán un 50%, se renovará la bonificación de los 20 céntimos por litro
de combustible y se baja el IVA de la factura de la luz del 10%, al que ya se
había bajado, a solo el 5%, de los menores de Europa. Estas medidas se
prolongarán hasta el 31 de diciembre ¿Habrá final de año?
Pedro Sánchez sigue sin decir la
verdad a los españoles, sigue sin contarnos por qué tenemos una inflación
disparada, superior incluso a los países de nuestro entorno, y sigue sin
decirnos cuáles son las medidas que piensa adoptar su Gobierno, y la Comisión
Europea, para enderezar la situación, pues, hasta el más tonto se da cuenta que
con parches a base de dinero público los problemas no mejorarán, se agravarán.
Eso sí, el presidente del Gobierno otra vez nos ha vuelto a mentir al decirnos
que estas medidas son una respuesta a la situación en Ucrania y que Putin es el
culpable de todos nuestros males, cuando la inflación en España a finales de
febrero, antes de la invasión rusa, ya era del 7,6% y el año pasado ya teníamos
la electricidad por las nubes.
Las medidas y las ayudas de Sánchez
me recuerdan mucho al Plan “E” de Zapatero; aquella coyuntura económica
internacional no era muy distinta, a pesar de lo que piense mucha gente, de la
que vivimos hoy: los responsables de las fechorías, por ejemplo, eran
exactamente los mismos. Todos sabemos cómo acabó el Gobierno de Zapatero. La
grave situación de las economías occidentales y, en particular, la grave situación
económica de España, requiere medidas estructurales, no solo económicas e
industriales, también políticas, que, de adoptarse, tardarían años, decenas de años, en dar sus
frutos y ya sabemos todos que eso son cosas para estadistas, que son los que
piensan en las próximas generaciones, los políticos de poco nivel, que son la
inmensa mayoría, solo piensan en las próximas elecciones.
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