Aunque nos tienen entretenidos con chorradas y mentiras la realidad es terca. Chorradas: Han iniciado una fuerte campaña algunos individuos, con claros apoyos políticos, para convencernos de lo maravilloso que sería que todo el mundo, desde el mismo momento de nacer (dicen que es un derecho) tuviera una renta básica universal, así proclaman que se podría escoger trabajo más libremente; ya ha aparecido algún libro al respecto y incluso ya hay un Observatorio de la RBI, que se parece mucho, en cuanto a la cantidad de personal, al Observatorio Sirio de los Derechos Humanos que montó el MI6 británico para hacer la puñeta a al Assad y que solo contaba con una oficina a 150 kms al Norte de Londres y con solo un empleado, un exiliado sirio, pero que sonaba muy rimbombante. No he perdido el tiempo en preguntar a alguno de los que promocionan la ocurrencia cómo piensa pagar a tanta gente viviendo del cuento en ese gigantesco nicho de votos cautivo, si los ricos no van a hacerlo, los trabajadores ya están hartos de que les tomen el pelo y el dinero fiat se va a acabar porque la inflación está disparada. No he tenido contestación. Mentiras: La OTAN, aliada de los fascistas ucranianos, acosa a Rusia en sus mismas fronteras mientras Borrell nos dice que la UE apoya a Ucrania y nos pone a Putin, como en las películas del Oeste nos ponían al indio Jerónimo, como el malo de la película. Hasta Massiel dijo en TV, con su habitual desparpajo zafio, que no le gustaba Yolanda Díaz y esgrimió como sesudo argumento, y mentira cochina, que la comunista posó para la revista "Yo Dona" con un vestido de cuero de 4.000 euros, cuando la verdad es que el citado vestido era de cuero sintético de la marca Uterqüe (Inditex) y solo vale 259 euros. Lo puede ver y comprar usted en Internet. Pero, el dedo de los entretenimientos, las chorradas y las mentiras y que no se informe ni se debata sobre lo verdaderamente importante no puede impedir que veamos la Luna: La inflación se ha disparado en noviembre en los EE UU al 6,8% la más alta en los últimos cuarenta años y eso tiene consecuencias inmediatas, allí y aquí. Ya sabe usted que la moda viene de París pero los disgustos económicos, como en 1929 o como en 2008, vienen de los EEUU. La Reserva Federal ya ha iniciado la campaña de retirada de estímulos y ha dejado de comprar bonos del Tesoro y titulaciones hipotecarias, algo que venía haciendo a un ritmo aproximado de 120.000 millones de dólares al mes, y Christine Lagarde, la presidenta del Banco Central Europeo, ya ha tomado nota y empezado a hacer lo mismo. Aunque la FED y el BCE siguen manteniendo los tipos de interés muy bajos, alrededor del 0,25%, la retirada de algunos estímulos tendrá, sí o si, una incidencia al alza en el precio del dinero. Con los Estados occidentales y Japón endeudados hasta las cejas y cuando la amortización de la Deuda ya se lleva ingentes cantidades de los Presupuestos, la subida de los tipos de interés, incluso sin contar con el dramático parón que supondrá para la economía, da mucho vértigo. Así que, de momento, los bancos centrales siguen imprimiendo dinero fiat como si fueran cromos y repartiéndolo gentilmente, mientras algunos economistas ya apuntan a que la inflación en EE UU podría llegar al 15% el próximo año si no se toman medidas drásticas de inmediato ¿Quiénes están pagando todo esto? Pues, sobre, todo, lo están pagando los trabajadores, pensionistas y pequeños ahorradores, que ven como sus salarios y sus pensiones y el dinero que tienen en el banco pierden poder adquisitivo de forma alarmante. Para entendernos, la devaluación del dinero de la fiesta la están pagando los de siempre, aunque muchos, muy inconscientemente, están encantados con la diversión mientras bailan al borde mismo del precipicio. Lo peor es que aún no hemos visto nada y el coste, y costo, de permitir a los políticos hacer, otra vez, de las suyas esta vez va a ser tremendo.
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