LAS PALABRAS DE OTEGUI

 Han causado bastante revuelo las declaraciones del líder de Bildu, Arnaldo Otegui, lamentándose de las víctimas y el daño que causó ETA, aunque no ha condenado explícitamente el terrorismo, no ha pedido perdón y no ha dicho que se vayan a suspender los homenajes que les hacen a los presos etarras cuando salen de la cárcel. Los indios de EE UU solían decir, merced a su experiencia, que "el Gran Padre Blanco habla con lengua bífida", la de las serpientes, y no se equivocaban, como es evidente. A mí también me da la sensación de que Otegui habla con lengua bífida. No es la primera vez en los últimos cincuenta años de la historia de este país que la buena gente, sobre todo la buena gente directamente afectada, tiene que tragar sapos en aras de la convivencia y el bien común, pero eso no quiere decir que tengan que perdonar a los asesinos ni que tengan que olvidar sus crímenes. Estos días hay un debate sobre un diputado de Podemos acusado de agredir a un policía, pero debemos recordar que en el Congreso de los Diputados hubo escaños ocupados por los que firmaron sentencias de muerte, como los hay ahora por los filoetarras. Sobre ETA y todo lo que hubo alrededor del terrorismo etarra, se ha mentido mucho y se han establecido relatos a veces interesados, incluso hay asesinatos que cambiaron la historia de España que no han sido aclarados totalmente, como el atentado a Carrero Blanco. Recordemos que no hace tanto que el entonces presidente del gobierno y varios de sus ministros culpabilizaron a ETA de los atentados del 11M y que hay gente que, a pesar de que hubo un juicio en el que quedó claro quienes fueron los autores, sigue diciendo en la intimidad que aquello se trató de una trama de los terroristas en santa alianza con los socialistas. Siempre sale a relucir la autoridad moral, para hablar de ciertas cosas hay que tener autoridad moral. Si no tienes intereses espurios ni te presentas a las alecciones puedes hablar con autoridad moral de crímenes como el de Hipercor, como el de Miguel Ángel Blanco y como el del cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza, donde, entre los 11 muertos, había cinco niñas. Hubo años de plomo en este país, años que no conocen los más jóvenes, años donde si eras guardia civil o militar de alta graduación tenías muchos números para salir "agraciado" con un coche bomba o un tiro en la nuca. Pero también si eras concejal de un pequeño pueblo y eras del PP, si eras socialista beligerante con los terroristas o si eras el secretario general del PCE y coordinador general de IU. Julio Anguita estaba, junto con Baltasar Garzón, entre los primeros en las listas de ETA como candidato a pasar al otro barrio, por eso, y por amenazas fascistas, aunque renunció a la escolta para no cargar ese dinero al contribuyente, Anguita portaba un pequeño revólver marca Astra, con cañón de dos pulgadas, para defenderse. No instrumentalicemos políticamente a las víctimas. Se ha hablado mucho del abandono de la lucha armada por parte de ETA, de las conversaciones y las negociaciones políticas que se llevaron a cabo, pero nada de que Arnaldo Otegui tenía entonces graves problemas económicos y la casa de sus suegros  embargada, y como él muchos de la que HB ilegalizada que habían perdidos sus puestos en los ayuntamientos y otras instituciones vascas. A veces se quiere dar un complejo barniz político a algo tan simple como el modus vivendi. Pues bien, yo creo que en el mundo de los herederos políticos de ETA, como en los del franquismo, hay muy pocos arrepentidos. Si las mismas circunstancias se volvieran a dar harían exactamente lo mismo que entonces hicieron. Los demócratas no necesitamos pasar por el aro de la democracia, pero a los no demócratas no les ha quedado otra. Bildu quiere ser una alternativa al PNV y para eso necesita humanizarse, todos lo saben muy bien en el País Vasco. Los filoetarras quieren más poder, es decir, más cargos, han descubierto que eso es mucho mejor que pegar tiros para solucionar sus vidas personales y para implementar, desde las instituciones, sus aspiraciones políticas, a las que no han renunciado ni por un momento. No nos queda otra que aguantar esto, es un mal menor, como aguantamos la Transición. Pero, las victimas, los muertos y sus familiares, no se merecen que unos y otros se cisquen en ellos. Si yo fuera presidente del gobierno jamás pactaría con esta gente y si fuera jefe de la oposición ofrecería mis votos al gobierno para aprobar unos Presupuestos, que no comparto, para no ceder al chantaje y a las mentiras de los de lengua bífida. Eso sí da rédito político y mucha autoridad moral.