En una operación claramente
orquestada por Marruecos y desbordaba la Guardia Civil y la Policía españolas, unos 9.000 inmigrantes (y al menos otros 15.000 esperando a esta hora en la frontera) entran en Ceuta. Las inacciones y las políticas
irresponsables tienen consecuencias, y cuando esas inacciones y esas políticas
son muy irresponsables las consecuencias son muy graves. Llevamos tiempo
advirtiendo que la desastrosa gestión de las políticas migratorias tendría consecuencias
indeseables y también que España lleva mucho tiempo consintiendo a Marruecos
todo tipo de chantajes y sin dejar claro a nuestros aliados que, para serlo,
hay que demostrarlo. Mientras nuestro país tiene millones de parados, una deuda
estratosférica y se anuncian todo tipo de impuestos indiscriminados para los
españoles, seguimos recibiendo inmigrantes. España es el país del mundo que más
inmigrantes ha recibido en los quince últimos años. Pero, ahora el grueso de los
inmigrantes ya no viene de Iberoamérica o de Europa del Este, sino de África y,
sobre todo, de Marruecos. Los marroquíes ya son, con más de un millón de
inmigrantes en España, el colectivo más numeroso y, lo peor, la mayoría no
trabaja, vive de los salarios sociales y de las ayudas de las administraciones
españolas, sobre todo las mujeres marroquíes (tome usted nota de lo que está
pasando y va a pasar en Francia y ponga sus barbas a remojar). Y no solo vienen
los jóvenes, una vez establecidos, también traen a sus padres y sus abuelos,
que entran como turistas y se quedan en España sin ningún tipo de problema,
aprovechándose de nuestra sanidad y de todo el sistema asistencial
completamente gratis. El sátrapa de Marruecos tiene en España la solución para
aliviar la presión social contra su régimen. Pero, como Mohamaad VI se ha dado
cuenta que España no reacciona ante sus chantajes y sus fechorías cada vez va
un paso más adelante. Cuando su yate fue interceptado en aguas españolas,
enfadado, ya reaccionó enviando a España miles de inmigrantes y eso es lo que
hace cada vez que quiere presionar a nuestro país, para que la UE le dé más
dinero y para pasarse las resoluciones de la ONU por la entrepierna. El último
enfado de Mohamaad VI es por la atención sanitaria que está recibiendo en
España el líder del Frente Polisario, grave por coronavirus, a petición de
Argelia, país norteafricano con el que España tienen intereses gasísticos muy
importantes. Naturalmente, Mohamaad VI no haría las cosas que hace si no gozara
del apoyo de los EE UU, de Francia y hasta de Israel, país al que ha reconocido
no hace mucho y al que, ahora que masacra palestinos, los alauitas no han hecho
ni una sola crítica. Tras la invasión de inmigrantes marroquíes en las Islas
Canarias el Gobierno de Sánchez mintió a los españoles diciendo que serían
devueltos a Marruecos. La verdad es que la mayoría fueron trasladados a la
Península, después de estar en hoteles de cuatro y cinco estrellas en régimen
de todo incluido durante meses, y algunos otros permanecen en el archipiélago.
Marruecos suspendió, sine díe y unilateralmente, la reunión programada con
representantes del Ejecutivo español para tratar el asunto bajo la coartada del
coronavirus, al tiempo que firmaba acuerdos armamentísticos y diplomáticos con
representantes de EE UU e Israel (para esas otras reuniones no había
coronavirus). A los irresponsables les ha llegado la hora, porque sus políticas
idiotas han llevado a nuestro país a una situación muy peligrosa. La invasión
que se está produciendo en Ceuta se parece mucho a la que se vivió en el Sáhara Occidental con “La marcha verde” y ya vimos todos en qué desembocó aquello. El
buenismo estúpido de la izquierda se da la mano con la memez de la derecha,
pues la derecha española, todavía agradecida a EE UU por bendecir al régimen
franquista, prefiere entregar Ceuta y Melilla, e incluso Canarias, a Marruecos
que plantearse un cambio de aliados o enseñar siquiera los dientes a sus
padrinos. El tirano de Marruecos los ha dejado a todos ellos, a todos los
políticos irresponsables que tenemos, con el culo al aire, y llueve sobre
mojado.
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