Al calor de las protestas contra
el alza de los precios de los combustibles, en particular del diésel, de la
injusticia fiscal y de la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores y de
las clases medias, nació en octubre de 2018 en Francia un movimiento, que se
propagó por las redes sociales como un reguero de pólvora, un movimiento que lo
puso todo patas arriba, un movimiento que puso al presidente Macron contra las
cuerdas porque, así de clarito, le dijeron que o retiraba todas las medidas fiscales anunciadas o que dimitiera; se llamaron “Los Chalecos Amarillos” y eran
fácilmente identificables en las manifestaciones y protestas por llevar puesto
precisamente el chaleco amarillo que tienen todos los conductores, una divisa
trasversal que sería su bandera. En un principio los poderes fácticos y los
partidos políticos franceses no se tomaron en serio un movimiento que no tenía
más objetivos políticos que evitar que les tomaran el pelo entrando a saco en su
bolsillo y que ni siquiera tenía un líder.
El movimiento creció y se extendió por todas las ciudades de Francia y se
produjeron por todo el país manifestaciones de protesta como no se recordaban
en la Galia desde mayo del 68. Las redes sociales pueden ser un arma de destrucción
masiva en manos del pueblo, por eso algunos tienen tanto interés en controlarlas.
Naturalmente, Macron tuvo que dar marcha atrás, y donde había dicho digo acabó
diciendo Diego. Aquellas medidas fiscales, tan “progresistas y maravillosas”,
en realidad eran injustas y los franceses han dado claras muestras a través de
la Historia que cuando las injusticias son manifiestas se enfadan y reaccionan
con mucha contundencia. Pues bien, todas las modas que empiezan en Francia
acaban llegando aquí, y el presidente Sánchez y sus ministras de Economía y Hacienda, que no tomaron buena nota de lo que pasó en Francia, quieren hacer en España exactamente lo mismo que intentó hacer el presidente Macron ¿Es posible la
aparición de España de un movimiento trasversal como el de Los Chalecos
Amarillos? Yo pienso que sí. No, por favor, no es una “especie de amenaza”, quiero explicarme
bien, es una amenaza en toda regla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario