jueves, 20 de febrero de 2020

BREXIT, PRIMERA PARTE


Una vez que en Bruselas y Estrasburgo se han arriado las banderas británicas, los ciudadanos de Reino Unido que habían votado a favor del Brexit han preguntado al primer ministro, Boris Johnson ¿qué hay de lo mío? la gente quiere ver que su voto ha servido para exactamente lo mismo que les llevó a votar a favor del Brexit. A pesar de que las encuestas a pie de calle decían que el verdadero motivo de que la mayoría de los británicos quisieran salir de la UE era la inmigración, nadie se lo tomó en serio, y cuando las cosas serias no se toman en serio el resultado siempre es catastrófico. Pues bien, la prueba del nueve de que ese era el principal motivo, por si a estas alturas alguien todavía no lo tiene claro, es que la primera medida tras el Brexit que ha tomado el Gobierno de Boris Johnson es anunciar que a partir de enero de 2021 no se podrá emigrar a Reino Unido si no se sabe perfectamente el idioma inglés y si no se justifican unas rentas anuales mínimas de 30.000 euros. Blanco y en botella. Algunos lo han bautizado ya como “el muro de Boris Johnson”. Al tiempo que suceden estas cosas en Britania, en Francia están muy alarmados con las declaraciones del presidente, Emmanuel Macron, sobre lo que denominado peligro de “independencia musulmana” ¿Se refiere el presidente francés a que los musulmanes que hay en su país querrían independizar una parte del territorio de Francia? (no se ría usted que eso es lo que sucedió con los inmigrantes albaneses en Kosovo, se independizaron de la Federación Yugoslava y ahora los serbios de Kosovo son parias en su propio país) no parece que el asunto llegue en Francia a esos extremos, todavía, a lo que se refería el presidente francés es que no han logrado la integración de los inmigrantes musulmanes y no solo eso, una buena parte de ellos se enfrentan a la cultura, a las instituciones y, en definitiva, al Estado francés. El asunto de los grandes flujos migratorios y sus consecuencias se han tomado a la ligera durante decenios, en Francia tienen ahora un grave problema, un problema que a mí ya me anunció alguien muy inteligente hace más de treinta años, y en Reino Unido también hemos visto las consecuencias que ha tenido. Pero, en España parece que nadie ha tomado buena nota, como nosotros también fuimos emigrantes piensan que el fenómeno actual es algo parecido, tampoco es políticamente correcto abrir el melón de este debate. Se equivocan por completo. En fin, yo no escribo para agradar ni me presento a las elecciones.

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