
El Gobierno de España ha ordenado
a una de las fragatas de nuestra Armada, la F-104 “Mendez Núñez”, que deje de
escoltar al portaaviones estadounidense, “USS Abraham Lincoln”, una vez que
este y su grupo de combate han cambiado la misión de circunvalación del mundo
por aproximarse a aguas del Golfo Pérsico y por acosar a Irán. Las fragatas
españolas de la serie F-100 llevan todas instalado el sistema AEGIS, de
procedencia norteamericana, para su integración con los grupos de combate
navales de la NAVY, y realizan frecuentemente misiones de escolta a los
portaaviones de Imperio y otras actividades que nada tienen que ver con el
mandato constitucional, con lo que dice muy clarito el Artículo 8, apartado 1.
Hace mucho tiempo que los halcones
del Pentágono llevan preparando una guerra contra Irán, primero bajo la
coartada del programa nuclear iraní y luego, cuando se llegó a un acuerdo,
apartándose de él. Nadie es capaz de explicar cómo es posible que Israel tenga
un programa nuclear militar totalmente desarrollado, que incluye vectores
intercontinentales estratégicos con un rango de 11.000 Kms, imposibles de
justificar para un teatro de operaciones regional, y que nadie diga nada al
respecto. Que la nación del mundo que más gasta, con diferencia, en armamento y
que tiene el arsenal nuclear más poderoso diga quién debe tener o no armas
atómicas ya es una ignominia, que se use distinta vara de medir ya se vende muy
mal en el siglo de la información globalizada.
La retirada de la fragata
española ha venido precedida de una reunión en Bruselas de la
Comisión con los ministros de asuntos exteriores de los países miembros para
cambiar impresiones sobre varios asuntos de actualidad, pero ninguno de ellos
preocupa tanto como una nueva guerra en Oriente Medio o Próximo. Irán no es Iraq,
es un país mucho mayor, con muchos más habitantes, con un ejército que está a
años luz del de los EE UU, pero que podría hacer mucho daño con
disponibilidades asimétricas, bien en el Estrecho de Ormuz, bien con sus
misiles de medio alcance, además, Irán forma parte de ese ente tácito, la
Alianza Continental, que incluye a China y a Rusia. Una guerra allí puede ser
tremenda, implicaría desde el primer momento a varias naciones de la zona y nadie
puede prever su deriva. EL Estrecho de Ormuz, por donde pasa mucho petróleo que
va a Europa y Japón y el gas de Qatar, el primer productor mundial de gas
natural, podría estar bloqueado durante meses, con consecuencias devastadoras
para estas economías. También China se vería gravemente afectada, porque
importa mucho gas de Qatar y mucho petróleo de Irán, la mayor parte a través de
un gigantesco oleoducto de más de 4.000 kms de largo que atraviesa varias
exrepúblicas soviéticas. Los EE UU, que ya son autosuficientes energéticamente,
estarían encantados (sobre todo si se apropian del petróleo venezolano) los
sionistas, incluido el yerno de Trump, también, y no digamos las monarquías feudales árabes, mientras los competidores de USA quedarían hundidos en
la miseria. La derecha española está muy preocupada por el contrato de 20
fragatas de NAVANTIA para los EE UU, qué importan los muertos, pero eso sería
pecata minuta sobre lo que nos puede caer encima, no precisamente por no hacer
de palmeros de los EE UU.
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