Tras las elecciones municipales,
autonómicas y europeas, solo hay un claro ganador, el Partido Socialista, los
demás partidos importantes pierden, algunos estrepitosamente. El PSOE de Sánchez
ha pasado de estar en franca descomposición, como el resto de partidos socialdemócratas
de Europa a ser hoy un referente europeo. Muchas cosas han sucedido en el PSOE
y en España desde el golpe que dieron a Sánchez sus propios compañeros de
partido, pero el tiempo ha demostrado que algunos teníamos razón y que la línea
portuguesa, la del pacto y el acuerdo con otras fuerzas a la izquierda, era la
única que podía salvar al PSOE. Resulta hoy épico recordar a aquel secretario general,
con lágrimas en los ojos, coger su coche para empezar a recorrer las
agrupaciones de toda España y al puñado de militantes que, arriesgando su
carrera política, le acompañaron. “El del Falcon, el okupa, el que ha vendido España
a los independentistas” ha contestado por dos veces, en menos de un mes, a los
que le decían esas cosas con contundencia, con el apoyo de millones de
españoles, esos son sus argumentos.
Las derechas pierden en casi toda
España, pero el PP salva la cara en Madrid, donde se va a hacer con el Gobierno
de la ciudad y seguirá teniendo en sus manos el de la comunidad. Los que han
cosechado una estrepitosa derrota, los que no salvan ni los muebles, algo que
ha perjudicado al conjunto de la izquierda, en Madrid, por ejemplo, son Unidas
Podemos y sus confluencias. Se veía venir. Tras el batacazo en las elecciones
catalanas y andaluzas no solo no se hizo ninguna autocrítica y se rectificó,
Iglesias y Garzón se empecinaron en sus errores. Tras las elecciones autonómicas andaluzas, el
Coordinador General de IU, Alberto Garzón, envió una carta a los militantes
donde, en resumen, se echaba la culpa a
los electores del pésimo resultado electoral, esa era la autocrítica. Feminizar
hasta el nombre, defender a los okupas y los manteros, querer abrir de par en
par nuestras fronteras y coquetear con los independentistas eran bobadas y
errores tremendos que los indignados que les habían votado y depositado en
ellos su confianza, muchísimos jóvenes en paro o con salarios miserables, no les
han tolerado. Es sintomático que en Asturias, a pesar de todas las fechorías de
los socialistas, Podemos pierde cinco diputados e IU tres (se presentaron por
separado) que se van al PSOE o a la abstención ¡menudo logro! Casado puede
salvar su cuello gracias a los resultados de Madrid, pero a Pablo Iglesias y
Alberto Garzón no les van a servir esta vez las piruetas y las tonterías dialécticas
como cortada, ni siquiera que les den un ministerio, la han cagado, pero bien. A Carmena y Errejón los votantes también
los han puesto en su sitio, Roma no paga a traidores.
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