Cuando algunos decían que la
caída de los salarios, una de las consecuencias mas perniciosas de la Reforma Laboral
de Rajoy, era un torpedo bajo la línea de flotación de las pensiones, no se les tomó en serio. Pero, después de una legislatura, el PP logró que la hucha de las
pensiones, que Zapatero había dejado en 66.800 millones de euros, se quedara en
solo 15.000 millones, es decir, se agotará durante este año. Un gran hito.
Hasta el mas tonto sabe que si bajan los salarios y no se modifica el porcentaje
de las cotizaciones se recauda menos.
Un gran aquelarre están preparando los políticos sin escrúpulos, lobbystas, como Felipe González, banqueros, dirigentes empresariales y esos
organismos nacionales e internacionales que siempre les echan uno mano. Se han
conjurado para atacar el sistema público de pensiones. El ahora Gobernador del
Banco de España, Luis María Linde, este del PP, exactamente igual que hizo “Mafo”, ya ha dicho que hay que elevar aún mas la edad de jubilación ¿Alguien, en su
sano juicio, se imagina a ancianos de 70 años trabajando mientras los jóvenes
tienen una tasa de paro superior al 50%? De locos.
El ataque a las pensiones, que
con subidas del 0,25% y una inflación en torno al 3% ya están perdiendo mucho
poder adquisitivo, va a ser ahora furibundo, por varias razones: porque las
cosas mas desagradables casi siempre se hacen al principio de la legislatura (cuando
falta poco para las elecciones las fechorías salen muy caras), porque el PP ha
esquilmado la hucha y hay que pagar a mas de nueve millones de pensionistas y
porque, después de lo que ha pasado con las clausulas suelo, hay que dar alguna
alegría a los bancos. Rajoy, que tiene al PSOE y a Ciudadanos apoyándolo, va a
castigar a los de siempre, empezando por subir los impuestos indirectos,
incluido el IVA, porque el que decía aquello de “Luis, se fuerte, resiste” no
va a meter mano, de verdad, al gigantesco fraude fiscal que supone, según el propio
Banco de España, unos de 80.000 millones de euros al año, mas que suficiente para
pagar unas pensiones dignas y amortizar la gigantesca Deuda pública que tiene
nuestro país. Con un Parlamento controlado y con los poderes fácticos de su
parte solo queda la calle para la lucha, porque el que ahora esté trabajando o
en el paro y no pelee va a tener un futuro muy negro. Por eso se critica tanto
a los que no renuncian a movilizar la indignación. Por cierto, Marine le Pen
lleva en su programa para las presidenciales en Francia volver a bajar la
jubilación, que los socialistas subieron a 62, a 60 años. Luego, cuando gana la
ultraderecha, todos se echan las manos a la cabeza y culpan a
Vladimir Putin.
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