.jpg)
Como sucedió con la crisis de las
hipotecas Subprime, no hacían falta muchas luces para darse cuenta de lo que
inevitablemente tenía que suceder. Pero, increíblemente, muchos pensaban que se
podría fabricar papel moneda, sin estar respaldado por valor, ilimitadamente.
Lo mas grave no es que la máquina de hacer billetes no diera abasto, sino que
ese dinero no se destinaba (como mandan las políticas keynesianas) a la
economía productiva, a la inversión, lo que daría respaldo de bienes reales a
un papel moneda cuyo único valor es una firma y la confianza que se le quiera
dar, lo peor es que ese dinero se destinaba a tapar los agujeros de la banca y
a comprar Deuda, convirtiéndolo en moneda virtual que se puede esfumar en el
aire.
Había algunos signos alarmantes
que nos alertaban de lo que podía suceder. La Reserva Federal se había negado a
devolver el oro que Alemania había depositado en los EE UU y había voces que
manifestaban a los cuatro vientos que una buena parte de los lingotes de Fort
Knox, en teoría, 1/4 de las reservas mundiales de oro, había desaparecido. Es
más, ya en 2.011, durante una sesión del Subcomité de Servicios Financieros de
la Cámara de Representantes, el Abogado General de la Reserva Federal de los
EEUU (FED), Scott Álvarez, admitió que la Reserva Federal no tiene existencias
del preciado metal, aunque aparezcan stocks de oro certificados en su balance.
Es decir, 11.000 millones de dólares de mas de 7.000 toneladas de oro que no
existían. No era de extrañar, pues hacía mas de cincuenta años que no se hacía
una auditoría sobre las existencias de oro de la FED.
El debate sobre la imprudencia
que suponía el endeudamiento ilimitado se suscitó hace pocas semanas al
superarse con creces las previsiones mas pesimistas sobre esta cifra macroeconómica.
Los republicanos pusieron el grito en el cielo porque la Deuda reconocida ya
era de 17 billones de dólares y la real podía ser mucho mayor, y, sin que se
hiciera público, arrancaron al presidente Obama el compromiso de parar de
emitir papel moneda a cambio de desbloquear los pagos de las Administraciones.
Pero, el verdadero detonante de
esta Supercrisis parece que ha sido la decisión de China de paralizar la compra
de Deuda norteamericana si se seguía con una política monetaria expansiva. Ya
en el último congreso del PCCh se había optado por potenciar el mercado interno
del gigante asiático en detrimento de las exportaciones, previendo lo que podía
suceder. Porque China, que en 2.008 tenía 585.000 millones de dólares en Deuda
norteamericana, tiene hoy casi dos billones, todo en un papel moneda que de la
noche a la mañana puede sufrir una depreciación espectacular, a pesar de que el
BCE ha echado una mano bajando los tipos de interés hasta el 0,25% para que se
aprecie el dólar.
China tiene miedo, pero aún deberían
tenerlo mas los estadounidenses, pues casi la mitad de la Deuda USA está en sus
propias manos, en concreto en las de los bancos y particulares, incluso en los
fondos de pensiones civiles y militares y en las instituciones, incluida la
propia Reserva Federal que dirige Ben Bernanke, que ya en 2.010 era el
principal acreedor con 891.000 millones de dólares y que ahora lo es con una
cifra tan estratosférica que nadie se atreve a decir.
Los contribuyentes
norteamericanos y todos los ciudadanos del mundo pagarán los platos rotos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario