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En Asturias se han hecho
tristemente frecuentes los accidentes, con vertidos y emisiones, en algunas de
las grandes empresas asentadas en nuestra región. Todos recordamos las
gigantescas nubes provocadas por Arcelor, las fugas de fuel de la central
electrotérmica de HC Aboño, o las fechorías de la papelera de Navia, por poner
solo tres ejemplos llamativos, pero estas cosas suceden mas frecuentemente de
lo que piensa mucha gente, sin que existan inspecciones y sanciones adecuadas.
En Villaviciosa, como todos sabemos, hubo un vertido a la ría, mas grave que
otros habituales, que acabó con toda su riqueza de bivalvos, sin que nadie,
salvo los mariscadores y el sufrido contribuyente, haya pagado por ello.
Pero, además, en Asturias hay
factorías que deben tener especial cuidado con la prevención y la seguridad,
porque en su proceso productivo intervienen materiales altamente tóxicos y muy
peligrosos para el medio ambiente y las personas, me refiero, concretamente, a
la planta química de la multinacional DuPont, situada en el valle de Tamón o a la
que Asturiana de Zinc tiene en San Juan de Nieva. Para que los obligados protocolos
se cumplan los poderes públicos tienen que hacer también su trabajo, pues no es
ninguna novedad que muchas industrias privadas ponen mas interés en el
beneficio que en la seguridad. En el Gobierno del Principado yo no he visto
tomarse estos asuntos en serio a nadie salvo al que fue consejero de Justicia,
Seguridad Pública, y Relaciones Exteriores (entre 2.003 y 2.007) en el Gobierno
de Areces, Francisco Javier García Valledor, entonces diputado de IU.
Estos días, a la consternación de
los 50 mas gravemente afectados por las emisiones tóxicas de mercurio de
Asturiana de Zinc y a la acampada, con huelga de hambre, de protesta, delante
de las instalaciones de la factoría, de 5 de ellos, se ha unido la muerte por
electrocución de José Antonio González, “Toñín”, trabajador de una empresa
subcontratada. También quiero mencionar que, Alfredo Rodríguez, uno de los
acampados, ha tenido que ser ingresado en el hospital por el deterioro de su
estado de salud.
Asturiana de Zinc , una empresa
constituida el 8 de octubre de 1.957, tiene en su factoría de San Juan de Nieva
una de las plantas con menor coste operativo del mundo. Después de las últimas
inversiones realizadas, ha alcanzado una producción de 510.000 toneladas. Se
obtiene Zinc y otros productos asociados, como plomo, germanio, ácido sulfúrico
y plata. Esta empresa ha tenido problemas administrativos e incluso de
corrupción, que llenarían un amplio expediente, pero vamos a centrarnos en lo
mas importante: Todos los que trabajan en esa factoría conocen las graves
deficiencias de seguridad, y son frecuentes los charcos de mercurio y las
filtraciones de tóxicos en tuberías y en las balsas de contención, con fugas
que, a veces, acaban en el mar.
La actividad de empresas
subcontratadas en Asturiana de Zinc es habitual, algunas llevan años trabajando
allí. Se les exige firmar rigurosos protocolos de seguridad, pero solo para eludir
posibles responsabilidades. Es normal que algunos trabajadores tengan que
soldar en depósitos con restos de mercurio que llenaría calderos. La dirección
de Asturiana de Zinc, consciente de su mala imagen, ya contrató los servicios
de una consultora para intentar mejorarla en 2.011. Ya en esas fechas, el
resultado de las encuestas realizadas entre los empleados de la propia empresa,
en cuanto al clima de trabajo, fue pésimo, en concreto, el peor de todo el grupo.
Hay políticos/as en esta región
que han dicho que “si queremos fábricas, tendremos que vivir con el humo. Esa
es la filosofía de los mismos que quieren poner una incineradora de basuras,
pero que, naturalmente, no viven ni en Serín, ni en Jove, ni en Monteana ni en
Salinas.
Se puede y se debe mejorar la
calidad medioambiental de nuestra tierra y salvaguardar la salud de los
asturianos, que es lo mas importante. Asturiana de Zinc, una empresa que
estimamos en todo lo que vale, mas en los tiempos que corren, debe hacer un gran
esfuerzo por mejorar los protocolos de seguridad, activa y pasiva, en bien de
todos, pero, particularmente de sus trabajadores que debería ser lo mismo que
decir de la propia empresa.
Ya no podemos hacer nada por “Toñín”,
pero sí por nuestra Asturias y por los afectados por el envenenamiento de
mercurio, que no pueden ser abandonados a su suerte.