
Todos recordamos las cosas que
pasaban en el Gobierno que presidía Areces y que mientras Zapatero daba a los
trabajadores hasta en el cielo de la boca y los socialistas asturianos cometían
muchas fechorías, como el escándalo de corrupción en la Consejería de Educación,
el despilfarro de los Fondos Mineros o la aprobación de la construcción de la
incineradora, por poner solo unos ejemplos, IU les servía de muletilla a cambio,
digámoslo sin ambages, de prebendas y favores personales. Solo hace falta
observar quienes han sido los que han apoyado a Jesús iglesias para que ahora
sea senador.
Las traiciones de la dirección de
IU hacia su militancia y hacia sus votantes no salieron gratis, tampoco su
enfrentamiento con el PCE, que sigue teniendo la sartén por el mango en la coalición.
Recordemos que 14 de los dirigentes de IU de Asturias fueron expulsados del Partido
Comunista de España. Pero también hubo otros choques, como el abandono de un histórico,
Francisco Javier García Valledor, harto de tanta infamia. La culminación del
castigo a la dirección de IU de Asturias llegó con la negativa de la militancia
a que, tras el raspado triunfo de los socialistas en las elecciones, se entrara
otra vez en el Gobierno, eso supuso la caída en desgracia de Noemí Martín y de
Jesús Iglesias, ahora, como hemos comentado, senador gracias a los socialistas.
Pero, IU no solo no ha
permanecido en la oposición, sino que ha seguido haciendo la misma política
cómplice que realizó cuando estaba en el Gobierno que presidía Areces. No sirve
escudarse en la responsabilidad de impedir que gobierne la derecha porque las
cosas que está haciendo la pseudoizquierda son de juzgado de guardia. El
escándalo de la regasificadora, la subida de las tasas de las basuras para que
sean los propios asturianos los que paguen la cancerígena incineradora que no
quieren y el último episodio de la cesión del Niemeyer a la Fundación que tiene
de presidente vitalicio a Tini Areces son la punta emergente de un gigantesco
iceberg que tiene un clientelismo gigantesco escondido bajo el agua.
Nunca IU ha tenido tanto
prestigio y tantos diputados como cuando Julio Anguita impuso una acción
independiente y atacó las políticas derechistas de Boyer y Solchaga, al tiempo
que desenmascaraba al “señor X”, y nunca cayó tanto la izquierda como cuando
Llamazares hizo una política colaboracionista con el PSOE, consiguiendo que IU
se quedara con solo dos representantes en el Congreso de los Diputados. Y
nunca, como ahora, necesitaron tanto los trabajadores una referencia política
ante los ataques neoliberales de socialistas y populares.
IU de Asturias tiene que romper
el pacto tácito con la FSA-PSOE y tiene que hacerlo ya, porque el mandato que
dio la militancia no fue una recomendación, fue una orden.
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