Corría el año 1999, Cáceres, un
mitin con la presencia del Premio Nobel, José Saramago. Julio Anguita, con la
experiencia dialéctica y el modo del que ha ejercido de profesor toda su vida,
pronuncia un discurso que nunca se vería y se escucharía en las televisiones,
ni en la radio, a pesar de la importancia de los asistentes al acto y del
propio discurso. Un discurso, que algunos han calificado como uno de los más
importantes de la Historia, que nada tiene que ver con los discursos para
imbéciles que le escribe Miguel Ángel Rodríguez a Isabel Natividad Díaz Ayuso y
a los que hace Pedro Sánchez, echando la culpa de la inflación a Putin, y no a la
impresión y al reparto gentil de dinero fiat, por ejemplo. Afortunadamente,
todavía tenemos Internet y en las redes no hay tanta censura, así que, para
saber de lo que hablamos, bien haría usted en pinchar en Google: “El discurso
más revolucionario de Julio Anguita”. El “Califa Rojo” habla de varios temas,
pero se centra especialmente en la alienación. José Saramago aplaude y los
asistentes escuchan a Anguita entre asombrados por la evidencia de sus palabras
y embelesados por la forma del relato.
Estos días ha regresado Juan
Carlos a hacer una visita a sus amigos y a sus familiares, ya estaba el rey emérito,
que se ha convertido en el mayor enemigo de la monarquía, harto de vivir en Abu
Dabi, donde no pinta nada. A ciertas edades ya no importa el dinero, ni el
mando, lo que importa es pintar algo, y una pléyade de alienados han sido a
aplaudirlo y a recibirlo, encantados de que les haya tomado el pelo y los haya
defraudado, políticamente y económicamente. Esta gente seguramente no ha leído
nunca a Pilar Urbano, no una comunista republicana, como lo era Anguita, sino
una periodista de derechas y del Opus Dei, pero, aunque lo hubieran hecho, hubieran leído al menos dos de sus libros y conocieran las cosas tremendas, que
nadie se ha atrevido a discutir, que en ellos se dice de Juan Carlos y del
golpe de Estado de 1981, seguirían jaleando y aplaudiendo al emérito.
Han subido los precios de todos
los artículos. Dicen que la inflación ha bajado algo en el último mes y que en
abril se situó en el 8,3%. Voy al supermercado y veo lo que han subido los
precios de todos los alimentos y voy a la gasolinera a repostar y alucino con
el precio del gasoil y de la gasolina, me parece que las cosas han subido
bastante más ¿Nos engañan también con la inflación? En los EE UU la inflación
de abril de disparó al 8,3%, muy cerca de los máximos de los últimos 40 años, y
eso que han sacado del cómputo el mercado de vehículos de segunda mano y el de
la vivienda, en compra y de alquiler, si no lo hubieran hecho la inflación
sería muchísimo más alta. En los EE UU la Reserva Federal ya ha tenido que
subir medio punto el precio del dinero para intentar controlar la inflación y
ya anuncia la subida de otro medio punto para los próximos meses. Menos dinero
en circulación, menor crecimiento. Problema: el país norteamericano,
con un crecimiento económico negativo del -1,4% en el primer trimestre del año
ya está en estanflación. Se necesita alienar a la gente y despistarla con otros
debates. Como con el debate sobre el aborto no era suficiente, la Casa Blanca y
el Pentágono han desempolvado la patraña alienígena, cientos de OVNIS han sido
avistados.
La gente está encantada con la
inflación, así lo dicen las encuestas, si esta se agrava por las sanciones a
Rusia. Los finlandeses están muy contentos de entrar en la OTAN, aunque ahora
ya no tendrán el gas y la electricidad baratos que les llegaban de Rusia,
tendrán que pagar la energía bastante más cara. Muchos años de neutralidad sin
ningún problema con su poderoso vecino tirados a la alcantarilla de la
Historia. “Putin es un psicópata y los rusos unos asesinos”, pero nadie
cuestiona los chiringuitos del MI6 británico y los montajes de falsa bandera con los nazis
ucranianos, si, esos nazis que llevan tatuajes con la esvástica y con Hitler,
como los del batallón Azov, que finalmente se han entregado a las tropas rusas
que no los han asesinado y han llevado a los heridos a hospitales para
curarlos. Más de 1.300.000 ucranianos, de ellos casi 270.000 niños han llegado
a Rusia, pero, esos no son refugiados son “deportados”. Nadie cuestiona que la
OTAN se siga expandiendo hacia las fronteras de Rusia mientras no hay ni un
solo soldado ruso en toda América. La alienación ha dictado sentencia.
D. Julio, tenía usted más razón
que un santo.
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