Periódicamente se vuelve a hablar
de las pensiones, sobre todo cuando salen muy mal las cuentas (porque mal hace
mucho tiempo que vienen saliendo, por eso España tiene el déficit y la deuda que
tiene). Junto con la factura sanitaria, las pensiones se llevan el grueso del
dinero del Estado. No puedes decir a la gente que no viva tanto o que no cuide
su salud para que las Administraciones ahorren, sería demasiado grosero
(algunos lo hacen sin decírselo a los ciudadanos) pero si puedes intentar meter
mano a las pensiones y ciscarte en los pensionistas, sobre todo en las futuras
pensiones y en los futuros pensionistas, porque si te pasas de acelerón con los
actuales, que son más de nueve millones y, cachis en diez, votan, los viejos te
pueden echar de la política a gorrazos. Ante una nueva convocatoria del Pacto
de Toledo solo hay una cuestión que se plantea: cómo y por dónde meter mano a
las pensiones, pero vendiéndolo como algo necesario y por el bien de los
propios pensionistas. Mientras se ha metido en el sistema a centenares de miles
de personas que no han cotizado ni un céntimo en su vida (aunque muchas han
tenido cuantiosos ingresos) mientras cientos de miles de viudas viven en pareja
sin formalizar su relación para no perder la pensión de viudedad, mientras nos
dicen que hay que dar una “salida habitacional” y un salario social a
centenares de miles de prostitutas extranjeras que ahora no pueden ejercer su “trabajo”,
mientras se implanta un ingreso mínimo vital, sin contraprestación social
alguna, para que muchísima gente viva sin dar un palo al agua, mientras, en fin,
nadie se mete, pero en serio, con la economía sumergida y con el fraude fiscal,
otra vez regresan con la misma historia ¿Qué cómo me sienta a mí esto? es como
preguntar a un pasajero del Titanic que cómo le fue: al final un poco mojado,
pero bien.
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