El telón de la patraña, que
habían corrido los políticos, los sindicatos, los empresarios y los propios
trabajadores, lo intentamos abrir algunos, muy pocos, hace unos meses, cuando
la pandemia empezaba a azotar a nuestro país y preveíamos que, como era lógico,
tras la crisis sanitaria vendría la económica. Me refiero a la economía
sumergida, siempre asociada al fraude fiscal. Pues bien, Cáritas, la
organización perteneciente a la Iglesia Católica que se dedica a combatir la
pobreza, en concreto su delegación en Barcelona, ha sacado a la luz unas cifras
que dan miedo y que corroboran lo que decíamos: tres de cada cuatro personas
que vivían en la economía sumergida se han quedado sin trabajo, según su
estadística, en concreto un 73%, un millón de personas en toda España, que en
estos momentos se encuentran sin ningún ingreso y en riesgo inminente de
pobreza severa. Mientras nuestros políticos se tiran los muertos a la cabeza en
el Congreso de los Diputados y nuestros sindicatos miran para otro lado, como
llevan haciendo desde hace años, ha tenido que ser Cáritas, por si lo que
decíamos otros no servía, la que ha puesto el dedo en la llaga. No quiero
desaprovechar la ocasión, ya que tenemos muchos debates absurdos y este es otro
de ellos, que me parece bien que la Iglesia Católica pague impuestos, siempre
que se trate de negocios que rindan dividendos, como todo el mundo, pero, a ver
si, por pasarnos de listos, o de fundamentalistas, resulta que tenemos que
pagarle nosotros más y luego hay un saldo negativo. Si tuviéramos que pagar la
inmensa labor social que hace Cáritas, y que no hacen las Administraciones
Públicas, no tendríamos suficiente dinero para ello. Firmado: un ateo.
¿Cómo es posible que ningún
partido político se meta con este asunto? Nos lo tendrán que explicar. Pero, yo
les voy a dar algunas claves: No puedes defender la inmigración irregular y
meterte, al mismo tiempo, con la economía sumergida, no puedes defender la
prostitución y meterte, al mismo tiempo, con la economía sumergida; no puedes
querer mano de obra barata y meterte, al mismo tiempo, con la economía
sumergida; no puedes, en fin, al mismo tiempo que mantienes una sociedad dual
con economías paralelas, para que el desastre de país que has construido no se
venga abajo, meterte con la economía sumergida. Con esto ha pasado como con el
turismo, también era de locos, o de irresponsables, tener un sector económico
tan sobredimensionado, que representaba casi el 15% del PIB de España, y tan
vulnerable a condicionantes exógenos. Pero, en eso llegó la pandemia y el bicho
ha puesto a cada uno en su sitio.
No quiero ni oír hablar de subir
impuestos o de crear otros nuevos sin antes meterse con la economía sumergida.
Quiero escuchar a alguna fuerza política, ahora que estamos buscando culpables
por todas partes, preguntar por los responsables de todo esto ¿Habrá un Lot
entre todos los de las Sodoma y Gomorra ibéricas? ¿habrá algún empresario
agrícola en El Ejido, de los que votan a la ultraderecha, que no quiera
contratar inmigrantes irregulares y pagarles un salario miserable en negro? ¿Habrá
algún paladín del buenismo estúpido que no esté colaborando a ello? Hay una
hipocresía y un cinismo monumentales y generalizados en este asunto.
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