Francia ha tenido una política de inmigración muy equivocada desde hace decenios, que se agudizó tras el final de la Guerra de Argelia. Como Reino Unido, Francia ha sido un país, todavía lo es, muy colonialista y, como Reino Unido, de sus antiguas colonias ha recibido muchos inmigrantes, aunque este fenómeno ya no es una singularidad de estos dos países. Los barrios enteros de magrebíes en ciudades como París o Marsella no vienen de ahora y los problemas tampoco, ahora solo se han agudizado. En los últimos años a los magrebíes y subsaharianos se han sumado otros inmigrantes de países muy distintos, la mayoría, como todos los magrebíes, también musulmanes: bosnios, albaneses, chechenos, etc. Si ya la integración y la multiculturalidad había demostrado su fracaso, la llegada de gentes de otras culturas, algunos que venían de participar en guerras tremendas, solo ha conseguido agravar la situación. Este es un fracaso colectivo de los franceses como pueblo, pero es especialmente un fracaso de las fuerzas políticas de la izquierda y de la derecha francesas. Tomen ustedes buena nota porque España está ahora en el estadio que estaba Francia hace 20 o 25 años. Sabiamente, la ultraderecha ha sabido arrimar el ascua a su sardina. Como en otros países de Europa, la ultraderecha se ha dado cuenta que la gente está hasta el gorro y se está aprovechando de ese descontento. Habíamos visto muchas algaradas y vandalismo de inmigrantes en la Galia, habíamos visto como se quemaban cientos de coches en los barrios de París, pero nunca se había visto a los inmigrantes enfrentándose a tiros en las calles de ninguna ciudad francesa con pistolas e incluso con armas de guerra, como son los fusiles de asalto. Magrebíes y chechenos, llegados estos de todas partes de Francia y hasta del extranjero, han convertido las calles de Dijon en un campo de batalla. Yo cada vez estoy más convencido que el triunfo de Marine Le Pen en Francia ya es inevitable, pero no por méritos propios, se lo está poniendo en bandeja la derecha y la izquierda francesas. Le Pen no va a solucionar el problema, porque estamos hablando ya de personas que no van a poder ser expulsadas del país, muchos han nacido allí, pero, eso sí, la líder ultraderechista la puede liar parda en Europa sacando a Francia de la UE. Después posiblemente venga Italia. Cuando veamos esto, que si no sucede un milagro lo veremos, también veremos a los irresponsables de izquierdas y de derechas tirarse los trastos a la cabeza y acusarse mutuamente de que se haya llegado a esa situación. Pero, eso entonces ya va a carecer de importancia.
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