
En mi opinión esta ha sido una legislatura
fallida donde no se han hecho las reformas que España verdaderamente necesita,
lejos de eso se han convertido en leyes las mas rancias ideas neoliberales,
algo imposible de implementar, y que la gente no hubiera tolerado, sin el
pretexto del imperativo de la crisis.
Mariano Rajoy, sus ministros y
otros conspicuos del PP se llenan la boca hablando de una recuperación que los
ciudadanos no ven por ninguna parte. Es cierto que han mejorado algunas cifras
macroeconómicas, como el crecimiento de nuestra economía, pero eso ha sido a
costa de cargar sobre las espaldas de los trabajadores el coste de una crisis
que han generado otros, en concreto los empresarios de la construcción, los
bancos y los partidos políticos y sindicatos que les han hecho el caldo gordo
durante los años de la “fiesta del ladrillo”. Pero, ni siquiera se puede
presumir de una buena macroeconomía, porque no solo la microeconomía sigue por
los suelos, con millones de españoles en el paro, con una legión de ciudadanos
que no pueden pagar la calefacción en este invierno o, aún peor, que no pueden
alimentar como es debido a sus hijos, además, algunas cifras macroeconómicas
son pésimas, como la Deuda, que este año sobrepasará el 100% del Producto
Interior Bruto y que mantendrá hipotecadas a las futuras generaciones. En esta
coyuntura, constatar que la mayoría de los españoles han perdido poder
adquisitivo mientras que el año pasado han aumentado un 24% los millonarios es
obsceno.
Ni se han hecho las reformas
necesarias ni se van a hacer en este año electoral, menos aún las que son solo
un eufemismo para los recortes, pues no está el horno para bollos y los estados
mayores de los partidos son conscientes de que las gente está a un paso de
acudir masivamente a las urnas con el cuchillo entre los dientes.
Yo pienso que, además de hacer
algunas reformas estructurales vitales, es necesario cumplir y hacer cumplir
las leyes y la normativa vigente y eso va desde la Constitución hasta
fiscalidad. No es serio un Estado que permite a una comunidad autónoma tomar
iniciativas contrarias a su Carta Magna o que no castiga a los que defraudan a
la Hacienda Pública o evaden dinero a Suiza y otros paraísos fiscales.
Nos han querido convencer de que
la Historia se había terminado y de que solo había unas recetas para lidiar con
la economía: que los ricos sean cada vez mas ricos y los pobres cada vez mas
pobres, y que tengan la sartén por el mango, y verdaderamente decidan, las
grandes corporaciones y los bancos. Pero, eso no tiene nada que ver con la democracia,
como, afortunadamente, nos han recordado los griegos, sus inventores,
recientemente.
Hay medidas de ahorro que
necesitarían una reforma constitucional, como suprimir el Senado, la mitad de
los Ayuntamientos y las Diputaciones, por ejemplo, pero hay otras mucho mas
sencillas y mucho mas eficaces para recaudar, como entrar a saco contra la
economía sumergida y el fraude fiscal modificando el Código Penal. No es de
recibo, por ejemplo, que se puedan defraudar hasta 150.000 euros sin ser delito
o que miles de profesionales, como todo el mundo sabe, cobren servicios sin
emitir factura con el correspondiente IVA.
Pero, las reformas pendientes,
esas que la gente cabal y los ciudadanos honrados quieren, no las van a imponer
los que han gobernado este país durante 30 años sin que les preocuparan en
absoluto.
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