
De la misma forma que la democracia interna de un partido serio es incompatible con que los candidatos sean elegidos al calor de los fogones de un restaurante, tampoco son de recibo las cosas que ahora hace y dice de Lorenzo. Ante la muy sensata idea de Cascos de mantener el control público de CajAstur, convirtiéndola en una fundación, el alcalde de Oviedo no ha perdido el tiempo en unirse a la “banda del azufre”, que ya dirige y manipula, donde igual te encuentras a sindicalistas de “pesebre”, empresarios agradecidos, o toda una pléyade de aliados circunstanciales a los que Asturias parece importar mas bien poco, para desestimarla entre burlas. Está, como todos los demás, en su derecho a equivocarse (ya hablaremos dentro de unos meses del desenlace del proceso citando lo que ahora opinan nombres y apellidos) otra cosa es que se inmiscuya en los asuntos internos de otro partido, cuestionando su intención de presentarse a las elecciones generales y su aspiración de formar un grupo parlamentario propio, el Grupo Asturiano, como hay Grupo Catalán o Grupo Vasco. Pero todas estas cosas no hubieran sucedido si D. Gabino no se hubiera saltado los estatutos de su partido con reuniones no orgánicas y decisiones que no contaron con la opinión de los militantes. El drama para el PP de Asturias es que, a pesar de sus tejemanejes y fechorías, nadie ha puesto a de Lorenzo en su sitio, empezando por la dirección de Génova 13, pero continuando por los propios militantes y cuadros populares asturianos y por los interlocutores sociales de nuestra región, que siguen dando muestras de miopía e irresponsabilidad. Es muy importante dar estabilidad al futuro Gobierno del Principado, pero también legitimidad, sin acuerdos contra natura o contra los deseos de los ciudadanos. Esperemos que se imponga la cordura, porque los problemas y retos que Asturias tiene planteados así lo exigen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario