
Nunca nos creímos que el Gobierno del PSOE se iba a tomar en serio la lucha contra la economía sumergida, a pesar de que ese lastre ya supone un cuarto de nuestro PIB, es decir, mas de 300.000 millones de euros anuales, porque en España se ha tejido todo un entramado social, al margen de la Ley, pero con el beneplácito de las autoridades, en el que sobreviven varios millones de personas. Todos los inmigrantes indocumentados, por ejemplo, que han entrado en España con total facilidad, trabajan sin estar dados de alta en la Seguridad Social, cuando no al dictado de las mafias que comercializan productos falsificados o manejan las redes de la prostitución. Pero, además, miles de trabajadores autónomos que estaban contratados por empresas constructoras se han quedado en la calle al explotar la burbuja inmobiliaria y sobreviven ahora haciendo chapuzas, muchas veces en domicilios particulares, donde no suelen cobrar el IVA correspondiente. Son solo dos ejemplos de un sórdido mundo poliédrico donde, como siempre, los poderosos suelen llevar la mayor tajada y manejan billetes de 500 euros como el resto de mortales los céntimos.
Rubalcaba tiene ante sí una papeleta complicada si pretende obtener unos resultados electorales para su partido que no puedan ser calificados de catastróficos, tendrá que convencernos de que va a hacer cosas que ahora, cuando es la persona mas influyente del Gobierno, no hace y mas difícil todavía, nos tendrá que persuadir de que no está faltando a la verdad, cuando sabemos, por ejemplo, que, cuando era ministro de la Presidencia en el Gobierno de Felipe González, mintió cuatro veces al Parlamento cuando fue interpelado por el asunto de los GAL. Del caso “Faisán”, mejor no hablar. Eso sí, si se empeña, podemos llamarle Alfredo, pero eso no da votos.
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