Se está viviendo un conflicto en
las Cañadas Reales, un conflicto, uno más, como los que se viven a diario en
otros barrios, como el de las Tres Mil Viviendas, de Sevilla, y otros ghettos,
donde las políticas irresponsables y el buenismo estúpido han hacinado a los
gitanos y a esos inmigrantes que ayudan a venir, pero que luego, en un país con
millones de parados y con una Deuda estratosférica, no saben qué hacer con
ellos. El último conflicto ha estallado porque la compañía eléctrica que
suministraba energía a la zona ha cortado el suministro ante los enormes picos
de consumo que provocaban las plantaciones ilegales de mariguana de los clanes
gitanos y de las mafias marroquíes de la droga. Estos picos no solo suponían
cientos de miles de euros que se robaban y que luego usted tiene que pagar en
el recibo de la luz, si, ese recibo tan caro (no solo por eso, obviamente) por
el que todos protestamos, también porque peligraba muy seriamente la seguridad
de la infraestructura eléctrica de toda la zona. Desde hace muchos años se
producían enganches ilegales, en gran número, a la red eléctrica, algo que, en
un país como este, se había convertido en lo más normal del mundo, pero que se
engancharan para dar calor a las plantaciones de maría ya era demasiado. En
este contexto, hemos visto en las televisiones manifestaciones de mujeres marroquíes
exigiendo, con mucha vehemencia, electricidad a nuestras administraciones
públicas, algo que jamás harían en Marruecos, donde el sátrapa que tienen de
rey gasta cifras milmillonarias en armamento para aplastar a los saharauis y
para amenazar a España ¿Nos habrán tomado por partillos? Yo no he visto a nadie
manifestarse en contra ni decir ni pío de las plantaciones ilegales de
mariguana. O hay mucho porreta en este país o nos quieren tomar el pelo. En el
colmo de la desfachatez he escuchado a una mujer marroquí, no sé si la misma
que entrevistaba un equipo de TVE y tenía un BMW y un Porche en el patio
¡corten! decir que no quieren electricidad gratis, es decir, lo que tenían
hasta ahora, que quieren pagarla y que les pongan un contador. Saben
perfectamente que para que te pongan un contador y te den suministro eléctrico
necesitas un título de propiedad o un contrato de alquiler de la vivienda. En
fin ¿había alguien, en su sano juicio, que pensara que las locas políticas que
amparaban la inmigración irregular masiva y que los clanes gitanos camparan a
sus anchas no iban a traer consecuencias? Pues bien, ya tenemos las
consecuencias y aún no hemos visto nada. Yo esta película ya la he visto en
Francia, y allí ya se ha convertido en una película en sesión continua. Así es,
subida a este potro que le hemos proporcionado, como ha crecido la ultraderecha,
en Francia, en España y en todas partes.
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