
Sin embargo, la Ley del Embudo mas sangrante, sobre todo en sentido figurado, no es que el supuesto padre tenga que responsabilizarse, sino demuestra su inocencia, de la manutención de hijos que no son suyos, sino que la madre pueda abortar un hijo suyo sin consultárselo siquiera.
Pero, si Madrid nos deleita con
estar cosas, aquí, en Asturias y en Gijón, donde somos mas “grandones” que
nadie, no nos vamos a quedar cortos. Podría poner muchos ejemplos del gran
embudo, para llenar garrafones, que campa por estos lares, pero, para no
aburrirle con un largo relato, me voy a ceñir a lo que está mas de actualidad: El
Principado reclama al Gobierno central la “regularización urgente” de la
regasificadora de El Musel. No es este un caso singular, ni mucho menos, porque
el Gobierno asturiano está pidiendo lo mismo para la depuradora de la zona Este
de Gijón. Ambas instalaciones, como todo el mundo sabe, se hicieron sin los
permisos pertinentes y vulnerando la Ley. No solo los conspicuos socialistas,
encabezados por el que era cuando se construyeron estas instalaciones, y lo
sigue siendo, secretario general de la FSA-PSOE, no han pedido perdón por las
fechorías es que ahora Javier Fernández y los suyos quieren que se cambie la
Ley para legalizar lo que es ilegal y que además que se le dé carácter
retroactivo. El problema que tienen los dirigentes socialistas asturianos no es
que tengamos una regasificadora sin utilizar o que las aguas fecales de Gijón
vayan a parar al mar sin depurar, eso no les importa demasiado, el verdadero aprieto es que sienten pánico solo de pensar en la imagen de las excavadoras derribando
unas obras ilegales que nos han costado un ojo de la cara. Eso sería tremendo.
Son solo unos ejemplos puntuales
de que en España la Ley del Embudo, ancho para ti y angosto para mí, funciona y
de que algunos están muy interesados en que así siga siendo.
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