sábado, 17 de diciembre de 2016

LA MANIPULACIÓN DEL LENGUAJE

Con las nuevas tecnologías, la difusión de las noticias y opiniones ha alcanzado un nivel difícilmente imaginable hace pocas décadas y la manipulación del lenguaje, que siempre ha existido, ha alcanzado cotas extraordinarias. Hitler y su ministro de propaganda, Joseph Goebbels, se dieron cuenta de la importancia que tenía el lenguaje y su manipulación para dominar a las masas. Es famosa la frase de Goebbels de que una mentira mil veces dicha se convierte en verdad, pero no tanto otras manipulaciones groseras que los nazis hicieron del lenguaje, como cambiar la connotación negativa que tenía la palabra “fanatismo” para hacerla atractiva. Quien haya tenido la oportunidad de escuchar los discursos de Hitler recordará que el dictador nazi se refería frecuentemente al fanatismo dándole un valor interesadamente positivo ¿quién no recuerda sus alusiones a la “valentía fanática” o al “amor fanático por Alemania”? Pero, si Hitler, Mussolini y otros dictadores han sido expertos manipulando el lenguaje y pronto se dieron cuenta de la importancia que eso podía tener en los medios de comunicación de masas, como la radio, los nuevos dictadores de guante blanco y los poderes fácticos que mandan en muchos Estados que se dicen democráticos se han revelado como alumnos aventajados. La televisión se ha convertido en el medio de información-manipulación mas potente y es en ella donde se trabaja a fondo la construcción de una opinión pública mediatizada y manipulada a gusto de los que detentan el poder. Pero no es solo en la televisión, por supuesto, también en la radio y en los periódicos. Las noticias que llegan a los medios de comunicación de masas vienen ya convenientemente adobadas y manipuladas por las agencias de información y los periodistas y redactores (que son los primeros en reconocerlo) frecuentemente se autocensuran para no perder su trabajo. Si un periodista hace algo que vaya en contra de la línea editorial del medio para el que trabaja se juega su cocido ¿Esa es la democracia que nos quieren vender?
Escuchará usted hablar de Europa refiriéndose a la Unión Europea, cuando Rusia, por ejemplo, es el mayor y mas poblado país de Europa y, como todo el mundo sabe, no pertenece a la Unión. También habrá escuchado hablar de “reformas” cuando en realidad son recortes, de “desaceleración económica” en vez de crisis, de “devaluación competitiva de los salarios” en vez de bajadas de sueldos, en fin, la lista de la manipulación del lenguaje es interminable.
En los últimos tiempos la manipulación se ha hecho mas sutil, pero igualmente eficaz. Ya lo hacen tan bien que ninguno estamos vacunados contra los mensajes subliminales que, como la lluvia fina, te van calando poco a poco hasta que estás completamente empapado. Calificativos como “populistas” o “constitucionalistas” son utilizados con aviesa intención para manipularnos. Pero, sin duda lo mas asqueroso, lo mas vomitivo, en fin, lo mas ruin, es que la manipulación del lenguaje defienda a los asesinos y minimice sus crímenes. Fueron famosas las declaraciones del expresidente José María Aznar, que incluso había sido objeto de un atentado de ETA, cuando llamó “Movimiento de Liberación Vasca” a esa organización terrorista cuando se estaban produciendo negociaciones entre bambalinas. Pero, ahora mismo vemos y escuchamos como los medios de comunicación occidentales llaman “rebeldes” a los asesinos del antiguo Frente Al Nusra o del Estado Islámico, los mismos que mutilan, decapitan, violan, crucifican o envían niños con cinturones explosivos para que se inmolen.
El talón de Aquiles de la manipulación del lenguaje es que cuando los individuos y/o los medios que lo utilizan son desenmascarados y, afortunadamente, todavía hay espacios de democracia y libertad para denunciarlos, pierden toda credibilidad y la credibilidad es muy difícil de recuperar.

FOTO: un "rebelde" del Frente Al Nusra asesinando a prisioneros del Ejército Árabe Sirio con un tiro en la nuca.


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