
El secuestro de un avión libio
por parte de seguidores del Movimiento Verde, que fue desviado a Malta hace
pocos días, es una muestra mas de que, por encima de los intereses tribales y
de los señores de la guerra armados y financiados por Occidente y los regímenes
feudales árabes, existe un clamor en Libia, que era el primer país en renta per
cápita de África, el de mayor esperanza de vida (solo lo superaban las ciudades
españolas de Ceuta y Melilla y Las Islas Canarias) y donde había cerca de dos
millones de inmigrantes subsaharianos que trabajaban allí, de acabar con el
caos actual y con los yihadistas del Estado islámico y otros grupos que han
convertido Libia en un Estado fallido y en un infierno donde la vida normal se
ha hecho imposible.
No sabemos cuál será la secuencia
de los acontecimientos que vamos a ver en el futuro próximo en Libia y si
incluso los mismos que apoyaron aquella guerra (“para llevar allí la
democracia”) que ha destrozado el país y que ha convertido el Mediterráneo en
la tumba de miles de personas que huyen del horror, serán ahora los que lloren
compungidos por el pueblo libio y apoyen al hijo del líder que ayudaron a
asesinar.
Pocos pueblos han sufrido tanto
en la Historia como el pueblo libio, pero si sobrevivieron a los tremendos
crímenes de Mussolini, el dictador fascista italiano, se quitaron de encima al
rey Idris, impuesto por el colonialismo, y soportaron las bombas de los aviones
de la OTAN, seguramente también podrán acabar con los yihadistas y sus
valedores y volver a levantar en su país la bandera verde y reimplantar la
“Jamahiriya”. Saif al Islam Gaddafi, el arquitecto que habla cuatro idiomas
(árabe, inglés, francés y alemán), se implicó a fondo en la defensa del régimen
que lideraba su padre y parece que todavía no ha terminado su trabajo.
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