
A pesar de que, evidentemente, existen grandes diferencias entre economías y entre países, lo que está sucediendo en Norteamérica ya pasó, en los años 80, en Sudamérica. Usted recordará los acontecimientos que se vivieron en Argentina, por ejemplo, que acabaron con la dictadura militar. La Guerra de las Malvinas fue un recurso desesperado del Gobierno que presidía el general Leopoldo Galtieri para desviar la atención de los gravísimos problemas económicos que estaba padeciendo aquella república, pero el desenlace del enfrentamiento con los británicos aceleró el proceso. Argentina puso a funcionar la máquina de hacer billetes, intentó refinanciar su Deuda a través del Fondo Monetario Internacional y finalmente quebró sin poder pagar a los prestamistas. El caso de EE UU es muchísimo mas grave porque nos movemos entre cifras enormes y porque la mayor parte de su Deuda no está en poder de inversores privados, sino de entidades financieras y de Estados. Si USA quiebra arrastrará al mundo entero al abismo, China incluida, que es el Estado que mas Deuda de EE UU ha comprado.
En Europa también se están viviendo momentos dramáticos porque a este lado del Atlántico tampoco se han tomado las medidas adecuadas para encarar la crisis, sino mas bien todo lo contrario. Ya dijimos que seguir por el camino de disminuir el poder adquisitivo de los ciudadanos era como matar la gallina de los huevos de oro. Pues eso, básicamente, es lo único que se ha hecho desde la primavera de 2.008.
El drama griego se agrava por momentos. Se está pidiendo a la gente que asuma unos sacrificios imposibles de soportar, no para alargar un desenlace ya cantado, sino para ganar tiempo desviando la atención de los mercados de los países de la UE verdaderamente importantes. Jugar así con los pueblos solo puede traer disgustos y Grecia es una caldera cuyo manómetro ya hace tiempo que superó la línea roja.
Septiembre, desgraciadamente no nos equivocamos, era el mes clave, donde ya no se podría ocultar a la gente por mas tiempo la verdad. El mundo está en quiebra y la Humanidad va a empezar este siglo en medio de una gran encrucijada cuyo desenlace es una incógnita. Hay unos responsables de la gran fechoría y lo único bueno es que sabemos quienes son y donde están.
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