Acusar a los que defienden a los palestinos de defender a Hamás o llamar terroristas a todos los que se oponen a las fechorías de Israel no cuela. Y cuela aún menos si conoces que fue precisamente Israel la que potenció el crecimiento de Hamás para debilitar a Al Fatah y a la Autoridad Nacional Palestina. Ahora los sionistas se preparan para invadir Líbano, aunque sus padrinos americanos no están mucho por la labor, no les hace gracia que estalle Oriente Medio en plena campaña presidencial. Netanyahu sabe que perderá el poder cuando acaben las hostilidades y también quieren arrastrar a Irán y la OTAN a la guerra, saben que el tiempo trabaja a favor de los persas. Los mandos israelíes ya han aprobado varias directrices y órdenes al efecto para sus FF AA y los servicios secretos de Reino Unido y de Francia (no han sido muy secretos) ya han avisado al respecto al gobierno libanés, más que para prevenirle, para ordenarle que no intervenga. Así que ahora los "terroristas" serán los milicianos de Hezbollah, sí, exactamente los mismos que protegieron a la población civil de Líbano en la segunda invasión de Israel (en la primera, cuando acontecieron las masacres en los campamentos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila, Hezbollah no existía) y los mismos que ayudaron a Al Assad y al Ejército Árabe Sirio, contra los rebanacuelos del ISIS, esos a los que el genial y valiente escritor, Juan Manuel de Prada, ha llamado "la CIA con chilaba" y que, casualmente, nunca atentan ni combaten contra Israel.
Los españoles hemos tenido, desde antiguo, una perspectiva distinta de este conflicto a la del resto de los grandes países europeos. Otras razones históricas aparte, hubo un consenso durante el régimen franquista en el apoyo a los palestinos, tanto por parte del general Franco, como por la oposición entonces en la clandestinidad y ese consenso siguió durante los gobiernos de la UCD. Sin entrar en detalles, fue Felipe González quién lo rompió. Sin embargo, en la derecha siempre hubo una corriente importante de opinión favorable a Israel, simple y llanamente porque entonces la URSS apoyaba al lado contrario. Cuando a los "mucho españoles" les hablas de lo que sucedió en 1981 y del apoyo de Israel al proceso independentista catalán les empiezan a flojear sus convicciones, y no digamos si se les recuerda que ahora no existe la URSS, que Rusia ya no es comunista y que se ha convertido en el reservorio cultural y cristiano de Occidente. Pero, los españoles, además, y particularmente, estamos muy bien informados de lo que se cuece en Líbano, precisamente porque estamos allí desde hace bastante tiempo: 1.100 soldados españoles se mantienen en la base Miguel de Cervantes de forma permanente. Tras la segunda invasión israelí de Líbano y la guerra que se desarrolló en aquel país (2.006) el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó la resolución 1.701/32 y el despliegue de una fuerza multinacional de “cascos azules” bajo bandera de la ONU, en esa fuerza, FPNUL, se encuadrarían los soldados españoles. El 30 de agosto de 2.010 el general español, Alberto Asarta Cuevas, comandante de la FPNUL afirmó que aviones israelíes violaban continuamente el espacio aéreo libanés en contra de la resolución 1.701/32. Cuando los soldados españoles fueron enviados a aquel polvorín como “cascos azules” para hacer principalmente labor de interposición existía el temor de que iba a ser una de las misiones más peligrosas a las que se han tenido que enfrentar, que podrían ser vistos como fuerzas imperialistas de ocupación y que serían objetivo de acciones terroristas por parte de Hezbollah. Era, en efecto, una misión muy peligrosa, tanto es así que en junio de 2.007 un convoy de soldados españoles fue atacado en Sahel al Derdara, una aldea cercana a la ciudad de Khiyan, y perecieron seis soldados, tres de ellos de origen colombiano. Pero, hete aquí que Hezbollah condenó el ataque asegurando que alguien pretendía que las fuerzas de la ONU se fueran. Los militares españoles empezaron entonces a tener una perspectiva diferente de Líbano. En enero de 2.015 un cabo español cayó muerto bajo fuego de mortero israelí en una zona ocupada por los sionistas en el Sur de Líbano. Según Israel respondían a fuego enemigo, pero sabían perfectamente las coordenadas donde se encontraban los cascos azules españoles. La labor de los soldados españoles ha sido inmensa, con más de 155.000 patrullas, eliminando 4.424 minas y artefactos explosivos, pero también en acciones culturales y médicas. Son queridos en Líbano por su Gobierno, por su Ejército, por la población civil y por las milicias de Hezbollah.
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