Hace unos días se reunieron el presidente de Israel, Netanyahu, y el príncipe heredero y ministro de Defensa (entre decenas de otros cargos) saudí, Bin Salmán. Entonces recordamos el refrán español: "reunión de pastores, oveja muerta". Pues bien, ya sabemos quién es la "oveja muerta", el prominente científico iraní, Mohsen Fakhrizadah. Estamos hablando de los dirigentes de dos países que, o bien financian y arman al terrorismo islamista o se dedican a atacar a otros Estados, cuando no a invadirlos. En concreto, los ataques de Israel sobre instalaciones nucleares de otros países vienen de antiguo: En Junio de 1981 los sionistas bombardearon el reactor nuclear de la central atomoeléctrica iraquí de Osirak, un reactor que había sido diseñado especialmente por el ingeniero francés, Ives Girard, para que fuera imposible obtener de él material para fabricar bombas atómicas. Años más tarde, justo después de la medianoche del 6 de septiembre de 2.007, el 69 escuadrón de la Fuerza Aérea Israelí, compuesto por aviones F-15 “Strike Eagle”, además de varios cazabombarderos F-16 “Fighting Falcon” y una aeronave de guerra electrónica, atacaron, sin provocación alguna, un supuesto reactor nuclear sirio que habría proporcionado Corea del Norte. Esa fue la más grosera intervención sionista en Siria, de las muchas intervenciones y bombardeos de Israel sobre Siria, porque es precisamente Israel el único país de todo Oriente Próximo y Medio que dispone de armas nucleares y sofisticados vectores de lanzamiento, desde modernos submarinos “Delfín” de fabricación alemana (armados con misiles de crucero "Popeye Turbo", que pueden portar cabezas nucleares tácticas, ambos de producción israelí) hasta cazabombarderos F-15 de fabricación estadounidense, pasando por los misiles intercontinentales “Jericó III” (rango, 11.000 kms) de fabricación también propia, imposibles de justificar para un teatro de operaciones regional ¿Alguien se imagina lo que hubiera sucedido si Siria hubiera bombardeado el reactor que Francia le vendió gentilmente a Israel y del que los sionistas obtienen el plutonio para sus bombas atómicas? Los corsarios, porque tienen patente de corso de los EE UU y Occidente, no se atreven a reivindicar el atentado por miedo a la opinión pública mundial y por miedo a que la más que probable respuesta iraní (la paciencia tiene un límite y no hace mucho también asesinaron al general, Soleimani) esté fundamentada y bien justificada. Pero, blanco y en botella suele ser leche y si es un ave, tiene plumas, pico plano, patas palmeadas y hace cuá, cuá, no dude usted ni por un momento que es un pato. Bailar el agua a piratas muy bien armados y a los que financian el terrorismo islámico es muy peligroso, porque sus acciones aventureras y criminales bien podrían llevar al mundo a la Tercera Guerra Mundial ¿Ya tenemos claro quienes son, en verdad, los terroristas?
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