viernes, 4 de abril de 2025

Y EN ESO SE CAYERON DEL GUINDO

 


Se hunden las bolsas, el precio del oro por encima de los 3.000 dólares la onza y cunde el pánico en el mundo, particularmente en la UE, ante las medidas arancelarias anunciadas por Trump. Conviene apuntar un dato: no se trata de las políticas de un loco que ha aparecido por ahí salido de un episodio de Los Simpson, no, es el presidente de los EE UU, que fue elegido con 77 millones de votos, es decir, son las políticas de una nación, de un imperio venido a menos que necesita tomar medidas drásticas para seguir mandando y no empobrecerse más, incluyendo pasarse por la entrepierna toda la filosofía, y la praxis, económica liberal, ya sabe usted, la libre competencia, la libertad de mercado y todas esas bobadas que nos habían contado. Es muy gracioso, a la vez que trágico, como los que hasta hace cinco minutos nos decían que Rusia quería invadirnos, lo malo que era Putin y que nos teníamos que armar hasta los dientes contra esos pérfidos eslavos y su jefe, ese al que "miras a los ojos y ves KGB, KGB, KGB", esos que han estado lamiendo el trasero a EE UU durante décadas, esos que mantienen en Europa 275 bases militares y otros emplazamientos castrenses de los EE UU, ese que, en fin, decía que prefería un navajazo en el metro de Nueva York a 20 años de paz y tranquilidad en Rusia, ahora se han caído del guindo de la peor manera posible, con un agujero en sus bolsillos, y en los nuestros ¿De verdad hay algún ingenuo que piense que van a reconocer su error, que van a dejar de rendir pleitesía a EE UU y a sus políticas hegemónicas y geoestratégicas, que van a dejar de sentarse, como patéticos lacayos, ante las indicaciones de Trump, como hizo Pedro Sánchez en la reunión del G-20? No, reconocer los errores y rectificar no solo es cosa de personas inteligentes, de sabios, es cosa de gente de bien, y estamos hablando de sinvergüenzas. Hundieron la economía europea con sus políticas industriales y energéticas estúpidas, con una agenda diseñada por individuos e individuas que no tienen ni puñetera idea del campo, ni de automóviles, ni de nada que no sea llevarse un buen sueldo público para su casa y pensar en su siguiente loca ocurrencia. No quieren contestación que los deje en evidencia. A la discrepancia la llaman ahora "bulos y desinformación" y si hay algún político que discuta su relato ridículo se lo cargan, sea de izquierda o de derecha, eso les da igual, como hemos visto primero en Rumanía y después en Francia. No hay cosa más peligrosa que un idiota con poder, y no estoy hablando de Trump, estoy hablando de otros, empezando por Bruselas y acabando por donde usted quiera. Tranquilo, que ellos y ellas lo van a solucionar. Atento.