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Hay asuntos que no se quieren
tratar, temas sobre los que se corre un tupido velo porque no interesa su
debate, no conviene sacarlos a la luz. Me viene a la mente, por ejemplo, el de
los bebés que aparecen en contenedores de basura arrojados por sus madres, que
son bastantes más que las mujeres muertas por violencia de género. Bien, ya
sabemos que vivimos en el mundo de la hipocresía y la mentira y cuando alguien
se sale del relato cae mal. Parafraseando a Paco Umbral, después de tantos años
escribiendo ya me caigo mal hasta a mí mismo. Estoy seguro que el lector podrá
apuntar otros ejemplos de temas tabús, pues hay muchos. Pero, llama mucho la
atención que la inflación, no sus efectos, que esos los conocemos todos y son
imposibles de ocultar, sino sus causas, no sean un asunto de debate, que
ninguna fuerza política, con tanto prurito para sacar punta de cualquier cosa
menos importante, no abra el melón de la discusión sobre cómo hemos llegado a
esta situación, qué ha provocado que se disparen los precios de la energía, de
los alimentos y de todo en general. Cuando en el Debate Sobre El Estado de la
Nación el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, echó la culpa a Putin de la
inflación, a sabiendas de que antes de la intervención rusa en Ucrania ya
teníamos una inflación del 7,6% y de que los precios de la electricidad ya
estaban disparados desde hacía más de un año, la encantadora oposición se lo
negó, era una evidente mentira, pero se lo negó con la boquita pequeña y sin entrar en el
debate del asunto, no fuera que también salieran malparados. Las causas de la
inflación tienen que ver fundamentalmente con los oligopolios de la energía y
con unas políticas monetarias erróneas de los bancos centrales occidentales, en
concreto con la impresión de cantidades astronómicas de billetes sin respaldo
de valor para repartirlos gentilmente a las empresas, a los bancos y a los
ciudadanos. Estamos hablando de un tinglado no cogido con alfileres, cogido con
dinero fiat, donde las instituciones democráticas, los parlamentos y los
gobiernos ya no son los que deciden, sino las grandes corporaciones,
instituciones supranacionales no democráticas y poderes fácticos que acumulan
mucho capital y mucho poder en unas pocas manos. El liberalismo económico hace
tiempo que está muerto y enterrado y ahora lo que hay es una planificación no
solo de la economía, también de las normas sociales y hasta de la cultura. El
neoliberalismo se ha convertido a un pseudomarxismo mucho menos democrático que
el de los comunistas, pues en China es la Asamblea Nacional Popular la que
aprueba el Plan Quinquenal, pero ¿Quién ha aprobado aquí la "agenda 2030"? La he entrecomillado porque no me refiero a la Agenda 2030 que aprobaron 193 países en la Asamblea General de Naciones unidas, usted y yo sabemos que hablo de otra cosa. Ya nos
dicen que no tendremos nada nuestro y que seremos felices, mientras nos imponen
una estructura social y unas normas de convivencia en contra del sentido común
y de nuestras tradiciones. Abrir la Caja de Pandora de las causas de la
inflación y de a quién conviene lo que está pasando no interesa a las fuerzas políticas,
a todas ellas, que participan en alguna medida de la conspiración. El pueblo lo
que necesita es Soma, esto debe ser un mundo feliz, aunque ello sea, como en la
magistral novela de Aldous Huxley, una patraña.
La olla exprés de la
cocina de las estadísticas pita ya demasiado, tiene mucha presión, la verdad no se puede esconder:
los ciudadanos cada vez que van al supermercado ven los precios más caros, los
combustibles no paran de subir y la calefacción y la luz se han convertido en
lujos de los que la mayoría de la gente se tiene que privar. Los automóviles
eléctricos son tan caros que como las personas no los puede comprar las están
intentando convencer para que recurran a la multipropiedad, ya sabe, “no
tendrás nada y serás feliz”. Así que la inflación sus causas y sus derivaciones
seguirán siendo asunto tabú, mientras los ciudadanos, entre opiáceos propagandísticos
y censura, seguirán pensando que tienen a alguien trabajando por su futuro y el
de sus hijos y continuarán valorizando con sus sacrificios el dinero de mentira que los gurús de la dictadura mundial han estado imprimiendo y repartiendo en el laboratorio en que han convertido a nuestras sociedades y donde nosotros somos sus cobayas.
En la novela de Huxley Soma es un sistema de manejo de la mente,o mejor dicho de las voluntades por medio de una droga... Aparte en ese mundo feliz en que se mueve toda la novela, la guerra y la pobreza han sido erradicadas,por lo que poco parecido con el mundo que nos rodea... Hace ya muchos años,lo britanicos decian que los españoles solo eramos unos aldeanos gobernados por los curas... Puede ser,pero las cosas no han cambiado mucho,hoy nos gobierna Irene Montero,con sus sueños humedos hechos ley,gracias a la ambicion e irresponsablidad de Pedro Sanchez... Pero dejemos que Carla Toscano se ocupe de la cajera peturbada, hay una cosa que ud no parece tener clara..hoy por hoy los principales bancos españoles les ocurre como al Sporting,su mayor accionista es Black Rock, con el genial Larry Fink al frente, esto supone que somos unas marionetas en manos de un fondo de inversion... Como ud dice tenemos una deuda de 1,5 billones de euros,eso lo que se sabe oficialmente, no voy a explicarle lo que pasa en las pelis de malos cuando alguien debe dinero a otro... Que queda de España como pais realmente?, el Ejercito?, yo creo que ni eso, pues esta prostituido y porculizado por la OTAN ( lease entre lineas EE UU)... España como tal no existe y los que vivimos en ella somos cobayas como ud dice... Mire el problema a es que a los pobres desgraciadillos, a los seres inferiores que sobreviven con el salario social que da para comprar pasta,un poco de tomate,jamor york,vino del tio de la bota y tabaco les importa una mierda lo que le pase al pais y votan a quien les garantice el salario... Hoy por hoy,esto solo lo soluciona un Irrepetible con huevos bastante grandes para sacar la basura..el problema es que no se si aun ha nacido
ResponderEliminarLas cosas no se solucionan con güevos, se solucionan con inteligencia. En lo demás, sin entrar en los detalles, más o menos coincidimos.
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