
Hay varias cosas que han quedado claras: Artur Mas y algunos conspicuos de CIU hicieron una lectura equivocada de la manifestación de la Diada, al creer que toda la gente que salió a la calle estaba por la independencia; el peso del president de la Generalitat queda muy mermado, pues no solo no ha conseguido la mayoría absoluta, que era su objetivo, se ha llevado un buen palo, y las veleidades independentistas tendrán que sufrir al menos una cuarentena, hasta ver cuales son los acuerdos pos-electorales que permitan formar un Gobierno con cierta estabilidad. Las sumas que algunos hacen de soberanistas y españolistas son erróneas, pues meten a ICV en el saco de los que están por la secesión, cuando IU y sus socios catalanes son organizaciones federalistas, como el PSOE, aunque en estas elecciones han sabido conjugar una ambigüedad calculada con las críticas a los recortes sociales de las derechas, que les han sido bastante rentables. En realidad, los votos que pierde CIU van en su mayoría a ERC y, en su conjunto, los independentistas pierden fuerza, porque emerge un nuevo partido con 3 escaños, pero desaparece otro que tenía 4. A pesar de toda la carne que han puesto en el asador, los ciudadanos de Cataluña, en una gran participación, los han castigado con un resultado que, al menos de momento, pone las cosas en sus sitio.
Pero todo esto ha tenido y va a tener un gran coste, no solo en clave política. Al dinero del contribuyente que se ha gastado en estas elecciones anticipadas, que no eran necesarias, hay que sumar el desprestigio internacional de España y lo que va a suponer para muchas empresas catalanas la irritación de muchos consumidores del resto de España que piensan vengar, ya lo están haciendo, tanta prepotencia, insolidaridad e inventiva histórica de los nacionalistas. Los resultados espectaculares de pedidos y ventas en firme que están teniendo algunas bodegas que elaboran vinos espumosos en Extremadura y La Rioja y de sidra champanizada de Asturias, anticipan las pérdidas millonarias que van a tener las empresas de cava catalán. Pero hay otras marcas, como la que envasa un conocido cacao en polvo, que también están empezando a recibir en su trasero la patada destinada a los que queman banderas españolas o insultan a los que las portan.
En resumen, un Parlament muy fraccionado y de difícil gobernabilidad, salvo que CIU y ERC firmen un acuerdo al margen de los deseos de la mayoría de ciudadanos de Cataluña, donde unos, ERC, claudiquen de la defensa de los derechos sociales y de la lucha contra los recortes de la derecha y otros, CIU, se embarquen, a pesar de la desautorización de los catalanes, en una loca aventura independentista. Pero eso también es una bomba de relojería para sus organizaciones.
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