
Los asesinos de ETA y su entorno están muy satisfechos, con razón, por los resultados obtenidos por las franquicias políticas de KAS en las elecciones municipales de mayo y en las recientes elecciones generales del 20 de noviembre, donde obtuvieron siete escaños, pero también están muy preocupados por la mayoría absoluta del nuevo Gobierno del PP, porque saben que, con esa gente, no van a poder "asar castañas" y que los centenares de presos etarras pueden acabar pudriéndose en las cárceles. Ya estamos asistiendo a manifestaciones de los terroristas y los que defienden la violencia para la obtención de sus fines políticos, pidiendo amnistía para los criminales, bajo la coartada del fin de la lucha armada, eso sí, sin que hayan entregado una sola pistola.
Siempre hemos mantenido que había un compromiso oculto del Gobierno de Zapatero con el PNV, que hacía de intermediario de Batasuna, que incluía la legalización de las franquicias políticas ligadas a ETA, para que pudieran presentarse a las elecciones, y el acercamiento de presos, medidas de gracia y excarcelaciones. El PNV pagó su minuta del acuerdo, entre otras cosas, con el apoyo a los Presupuestos Generales del Estado de 2.011, ETA también cumplió, anunciando la paz pocas fechas antes de las elecciones, pero el Gobierno socialista todavía no ha pagado el segundo plazo de la componenda y le quedan pocos días para poder hacerlo.
Esperamos estar completamente equivocados y que Zapatero no deba nada a ETA. Lo sabremos muy pronto.
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