"No es lo que parece", "lo estás exagerando", "estás paranoico", "no sé como pasó", "no estaba planeado", "podemos arreglarlo", estas son las frases típicas y tópicas que dicen los infieles cuando son sorprendidos en plena faena, en plena traición. Pues bien, "lo estás exagerando" y "estas paranoico" me lo espetaron a mí cuando denuncié que había una operación en marcha de la UE, cuyos conspicuos de la Comisión cada vez está más claro a qué órdenes obedecen, para trasladar a Europa a los más de dos millones de gazatíes que los sionistas piensan expulsar de la Franja para apropiarse de ella. La lucha contra Hamás fue una buena coartada para empezar el genocidio y los idiotas que han apoyado a estos asesinos, que han matado a decenas de miles de niños, y que, casualmente, suelen ser los que están más contra la inmigración, van a tener que acoger el cupo de cientos de miles de palestinos que España ya tiene asignados. Usted es muy libre de creer las tonterías que dice Abascal, tras entrevistarse con Netanyahu, y al ministro de Exteriores, Albares, el Pepito Grillo de Sánchez, pero, la realidad es tozuda. Tras casi 300.000 ucranianos, ahora llegarán cientos de miles de palestinos para que usted los mantenga ¿Verdad que no le han explicado porqué han desaparecido muchos pisos del mercado del alquiler, no solo por las okupaciones? Hace ya unos cuantos meses, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen (que no sería presidenta de la Comisión si la tuviéramos que votar los ciudadanos) viajó a Egipto para entrevistarse con Al Sisi, el general golpista que preside aquel país, entonces la guerra en Gaza ya llevaba algunos meses. Ambos impresentables sellaron un acuerdo en el que Egipto se comprometía a servir de puente para el traslado a Europa de la población de la Franja de Gaza a cambio de un montón de millones de euros, de nuestros euros ¿Qué gana Europa con eso? Nada, evidentemente ¿Qué ganan los dirigentes corruptos europeos? Dejemos ahí la pregunta. Ahora ya no se cortan, Trump y Netanyahu ya lo dicen sin ambages y los dirigentes europeos, traidores e infieles, exclaman que "no es lo que parece".