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Yo no recuerdo ignominia mayor a España y a los españoles que la que está perpetrando la izquierda, o mejor dicho, lo que algunos, por sus actuaciones, hemos dado en llamar pseudoizquierda desde hace tiempo. En este país, desde la Transición, hemos visto de todo, desde golpes de Estado fascistas, hasta golpes de Estado que a las más altas instituciones se les fueron de la mano hasta convertirse en golpes de Estado fascistas y también golpes de Estado separatistas ¿Ahora otro? Hay más golpistas en este país por metro cuadrado que guitarristas en toda Andalucía. Pedro Sánchez acudió a las elecciones con un programa político que nada tiene que ver con lo que está haciendo, eso sí que es fraude electoral. En plena campaña electoral el ahora presidente en funciones nos contó a todos que la amnistía no era posible Ha dado la vuelta a sus declaraciones como a un calcetín, y aunque eso es algo muy común en los políticos, se vuelve muy grave cuando afecta a la honorabilidad de los españoles, al prestigio internacional de España, a la unidad del Estado, al imperio de la Ley y representa un ataque en toda regla al Estado de Derecho y a la Justicia en particular. Si todo esto no fuera suficientemente peligroso, las cesiones a los independentistas y meter la mano con este descaro a los españoles y a las demás CC AA en sus bolsillos tendrá consecuencias.
La felonía a la que asistimos no sería posible sin los cómplices. El PSOE tiene un largo historial de fechorías, como todo lo que sucedió en torno al referéndum sobre la permanencia en la OTAN, su cambio copernicano de posición en aquel asunto y su incumplimiento sistemático de las tres condiciones que los socialistas mismos se impusieron, también participó en otras para cuyo conocimiento este país aún no está preparado, pero eso no habría sido posible sin la complicidad de otros poderes, de medios de comunicación y de la militancia y los votantes del PSOE. No escurran ustedes el bulto, militantes y votantes socialistas son también responsables por consentirlo, por cambiar también de opinión cuando se lo indican o por pusilánimes. En otras circunstancias las fuerzas políticas a la izquierda del PSOE, me refiero al PCE y a IU, mantuvieron el tipo y supieron estar: yo aún recuerdo a Julio Anguita llamar "señor X" a Felipe González, lo que todo el mundo sabía, pero que nadie se atrevía a decir, pero, tras la aparición en escena de Podemos, y todo lo que ha venido después, aquella izquierda ha sido prostituida y fagotizada por el "pesebre". Ya no existe ni la izquierda ni la autoridad moral en la izquierda.
Las visitas de la vicepresidenta "comunista" del Gobierno y del secretario de organización del PSOE al golpista Puigdemont en Bruselas han sido denigrantes y obscenas. En mi barrio a esto se le llama "poner el culo", y lo han hecho en nombre de España y de los españoles. Si alguien necesita vaselina que me la pida, que yo la uso para otras cosas. La pseudoizquierda no solo perdonará todos los delitos de los golpistas, que eso es lo que significa indultar, nos dirá que no hubo delito, que es lo que significa amnistiar: No hubo golpe de Estado, no hubo malversación, no se quemó Barcelona ni se ocupó su aeropuerto y los explosivos que tenían los CDR no eran para actos terroristas. Es decir, fue el Estado con su aplicación del artículo 155 en el Senado (votado a favor por el propio PSOE), fueron los jueces, fueron la Guardia Civil y las policías, los que delinquieron, prevaricaron y se excedieron en sus funciones. Las cesiones al independentismo no solo incluyen la amnistía, también pagar una gran parte de la deuda de Cataluña (se habla de al menos 15.000 millones) conceder la total gestión de las cercanías, vías incluidas (eso tiene importancia estratégica para el Estado) y, como guinda para el pastel, la creación de la figura de un "relator", "un gestor del acuerdo" o cualquier eufemismo que Sánchez y sus secuaces se inventarán para intentar despistar al personal. También es algo a lo que se habían negado los socialistas, porque situaba a España en el mismo plano que a Cataluña. Sí, la ignominia necesita colaboradores, en la calle, en los medios y en las más altas instituciones, incluida la Justicia. Si esto no es un golpe de Estado se le parece mucho, y esta vez no solo es una puñalada en el corazón a la democracia, es un atentado contra España.