
Después de topar el precio del
petróleo ruso, los medios españoles dijeron que Putin “amenazaba” con no vender
petróleo a la UE. Rusia, como ya había anunciado hace meses si se tomaba esta
medida, no va a vender petróleo a Europa a precios inferiores, claramente
inferiores, a los del mercado. Pero, el que “amenaza” es Putin. Este es un
ejemplo más de la manipulación, la propaganda y la censura que se ha instalado
en los medios de comunicación, algo que ha sucedido porque, aunque mucha gente
aún no se ha enterado, los gobiernos occidentales, incluido el nuestro, han
declarado la guerra a Rusia, una guerra declarada tácitamente y de forma antidemocrática, pues, al contrario de lo
que ha sucedido en Rusia, donde las acciones militares han sido autorizadas por
la Duma, esa guerra híbrida que Occidente ha declarado no ha sido sometida a
debate y aprobación en los parlamentos, como obligan casi todas las
constituciones. Estamos en guerra, y en las guerras lo que primero se mata es la
verdad. Mientras la UE prepara el noveno paquete de sanciones a Rusia
(sanciones que, recordemos, ya habían empezado antes de la intervención militar
rusa en Ucrania) topar el precio al petróleo ruso ya ha conseguido que, cuando
escribo estas líneas, el barril de Brent haya subido de precio un 2% y que los
futuros para enero y febrero ya marquen incrementos de más del 10%, pues la
OPEP+, es decir, los países de la OPEP y Rusia, han decidido mantener el
recorte de la producción para sostener los precios, pues la caída de la
actividad industrial en todo Occidente tira hacia abajo del precio de las
materias primas.
Seguirán las acciones de guerra
contra Rusia, y eso incluye que más de 50 países occidentales están enviando
armas al régimen de Kiev, que decenas de miles de mercenarios de muchos países
occidentales están combatiendo en Ucrania pagados con nuestro dinero, que se
entrenen fuerzas ucranianas en los países de la OTAN, y que, en fin, se siga
sosteniendo militar y económicamente un país inviable. Como habíamos apuntado
hace tiempo, Polonia ya se quiere cobrar sus ayudas anexionando territorios
ucranianos, pero, por supuesto, si eso sucede, nadie va a declarar la guerra a
Polonia, porque será con el visto bueno de EE UU y sus secuaces de la OTAN y de
la EU. En este contexto de guerra la propaganda es fundamental para engañar a
la gente, por eso usted verá que los corresponsales de prensa que nos cuentan
cosas de la guerra siempre lo hacen desde el territorio en poder de las tropas
ucranianas, nunca desde el territorio en poder de las tropas rusas. Cuando
algún periodista osó hacerlo desde el lado “equivocado” fue detenido y acusado
de espiar para los rusos, como le pasó al periodista español Pablo
González, detenido en Polonia desde hace más de ocho meses sin que el gobierno
español haya movido ni un solo dedo para que lo suelten.
La guerra tiene su cultura, que
va mucho más allá de los enfrentamientos armados, de las balas y de los
muertos, como ya hemos apuntado, la propaganda y la censura formar parte de
esa cultura o, si usted quiere, de la acción. Así que, como estamos en guerra,
no solo vamos a sufrir, ya lo estamos haciendo, las consecuencias económicas de
la guerra, también sus consecuencias culturales. En este sentido, la propaganda
que ya había en los medios de comunicación de acuerdo a su línea editorial y a
su afinidad política se va a sublimar en los próximos meses ante la
confrontación electoral, no importa si en esa bastarda labor se entierra la
profesionalidad, la seriedad informativa y, en definitiva, la verdad, como ya
se está haciendo con respecto a Ucrania. Tanto los políticos como los medios de
comunicación a su servicio nos van a mentir más que nunca, va a ser muy
grosero. Nos mentirán en muchas cosas, pero sobre todo con las cifras
macroeconómicas y con las encuestas. Habrá gente que se crea que España es el
país de la UE con menor inflación y que en noviembre ha bajado el paro, y habrá
gente que se crea unas encuestas que irán en sentido opuesto de otras que dirán
exactamente lo contrario. La cultura de la guerra, como la lluvia fina, lo
impregna todo. Ya han asumido que son unos mentirosos, les da igual, y que las
patrañas forman parte de la acción.